Todas nuestras obras han sido cuidadosamente seleccionadas: atlas fascinantes donde las líneas de rumbo conviven con los animales mitológicos, carros tirados por leones en los que Baco pasea su borrachera o Júpiter seduce a Juno. Códices que nos revelan el secreto de la felicidad o nos enseñan a convertir todos los metales en oro. Códices milenarios o centenarios con miniaturas que nos estremecen por su belleza y que una vez visitas es imposible olvidar: los Beatos. Obras con las raíces de nuestro pasado, que condicionan nuestro presente.
El mejor testigo de la calidad de nuestro trabajo es, desde luego, el conocimiento de nuestros «casi-originales», donde se puede comprobar que no solo reproducimos el mismo color y grosor de los pergaminos, los tamaños exactos, las encuadernaciones, los cosidos, los daños inherentes a sus avatares sino también la textura e incluso el olor que el paso del tiempo les ha impregnado. En resumen, hacemos lo que no hacen los demás: objetivo que nos marcó aun cuando M. Moleiro solo existía en el pensamiento.