Dentro de un concepto arquitectónico, el arco designa el acceso al lugar sagrado por excelencia que es la iglesia. Trasladando dicho concepto al códice, viene identificado con una especie de templo, un lugar sagrado donde se muestra al lector el contenido de la obra para su enseñanza y edificación a través del texto e imágenes. Los arcos simbolizan el interior del templo, en el cual escritor e ilustrador realizan su misión de cara al lector, equivalente al fiel. Los dos arcos de herradura, tipo rememorado en el códice como evocación del siglo X, montan sobre finas columnas con basas y capiteles vegetales. Sugieren una idea de perspectiva al albergar cada uno de ellos otros dos, lo cual se enfatiza por medio de la fuerte impronta de oro sobre los citados arcos del primer plano. La disposición de los arcos enmarcados en el
Beato de Manchester, con círculos vacíos, que J. Williams considera reaprovechamiento indudable de un folio dedicado a las Genealogías, le hace conjeturar que éste ha sido el modelo para el de Cardeña. De hecho, se trata del folio sin terminar del citado códice, que se corresponde con las Genealogías (fol.7r del
Beato Morgan ms. 429), donde los círculos ostentan cabezas de personajes bíblicos, modalidad que afecta a toda la serie. Los círculos se hallan asociados a un esquema de cuatro arcos, que ha sido reducidos a dos en el
Beato de Manchester y trasladado al fol. 1r. A diferencia del
Beato Morgan, el doble arco del
Beato de Cardeña abre el códice, lo que comporta una diferencia conceptual con respecto al Beato 429.
Ángela Franco Mata
Jefa del Departamento de Antigüedades Medievales del Museo Arqueológico Nacional
(Fragmento del libro de estudio
Beato de Cardeña)