El rey Nabucodonosor interroga a Daniel sobre un sueño que ha tenido relativo a un árbol. Esta parte del relato aparece en el beato de Magio, seguida de la materialización del sueño, con Nabucodonosor en la selva, capítulo que se hizo extraordinariamente popular a partir de la representación de Magio. Sin embargo, en el Beato de Silos aparece tan solo la primera parte, ya que la segunda se recogía en un folio perdido. La imagen de este códice es especialmente singular, ya que se ha representado sólo a los dos protagonistas: el rey y el profeta. Nabucodonosor no está entronizado, como en manuscritos anteriores, pero aparece de pie muy engalanado, con numerosos y extraños adornos, portando una espada y una espléndida corona. Aparece situado dentro de una construcción rematada en almenas, con unas pilastras que cumplen una función meramente decorativa. El sorprendente atuendo del rey está perfilado por una línea de grandes perlas amarillas que dotan a la imagen de gran expresividad y transmiten la idea de lujo y riqueza que se asocia a la corte de Nabucodonosor.
La figura del rey aparece tremendamente desproporcionada, con la cabeza y las manos muy pequeñas con respecto al cuerpo. Las dimensiones de Daniel, en cambio, son mucho menores. El profeta, que extiende su mano hacia el rey haciendo ademán de diálogo, le explica el significado del sueño.
Ángela Franco Mata
Jefa del Departamento de Antigüedades Medievales del Museo Arqueológico Nacional
(Fragmento del libro de estudio Beato de Silos)