Juan ve surgir del mar una bestia parecida a una pantera provista de patas de oso y fauces de león; sus siete cabezas están dotadas de diez cuernos coronados. El Dragón le ha transmitido su fuerza, a la que hay que añadir el poder de proferir blasfemias contra Dios, su morada y quienes están en los cielos, así como de vencer a los santos.
En el registro superior de la imagen, sobre un fondo de oro deslumbrante, la bestia de pelaje tordo y del color del fuego, pisotea con su fuerza invencible a los santos representados por cinco monjes nimbados: tres hermanos menores vestidos de marrón, dos benedictinos con hábito negro. De las fauces del monstruo surge un hombre tonsurado, con túnica blanca, que agita los brazos en dirección a los santos. Su blancura aparente, su condición de clérigo y su gesto de desprecio hacia los religiosos hacen de este impostor un símbolo de la blasfemia y de la herejía.
El registro inferior de la composición ilustra el aviso de Juan prometiendo una muerte por la espada a todos aquellos que hubieran matado con la espada. En la sombra de un fondo azul, la fuerza de las tinieblas se lanza a un furibundo ataque. Tres verdugos con caras grises y gesticulantes, vestidos con los colores de la bestia, se han puesto manos a la obra: dos armados con una espada, el tercero con un hacha, decapitan a los impíos que han practicado la violencia.
Marie-Thérèse Gousset y Marianne Besseyre
Centro de Investigación de Manuscritos Iluminados, Bibliothèque nationale de France
Fragmento del libro de estudio Apocalipsis 1313