La imagen de Cristo, con el rostro dorado y sujetando una espada con la boca, ocupa el centro de esta escena, rodeado por las iglesias y los candeleros. En esta miniatura, no obstante, destacan cuatro filacterias que parten de la imagen de Cristo con un mensaje para las iglesias de Éfeso, Esmirna, Pérgamo y Tiatira.
Un soldado siniestro intenta dispersar a tres judíos que discuten ante la iglesia de Esmirna, en la parte inferior izquierda de la miniatura. A la derecha, el iluminador simboliza la idolatría: en un lecho sobre la hierba yace una pareja, con los torsos desnudos. El hombre acaricia un pecho de la mujer, Jezabel, reina de Israel y falsa profeta que inducía a los servidores de Dios a prostituirse y a injuriarle comiendo la carne inmolada a los ídolos.
La imagen de Cristo, con el rostro dorado y sujetando una espada con la boca, ocupa el centro de esta escena, rodeado por las iglesias y los candeleros. En esta miniatura, no obstante, destacan cuatro filacterias que parten de la imagen de Cristo con un mensaje para las iglesias de Éfeso, Esmirna, Pérgamo y Tiatira.
Un soldado siniestro intenta dispersar a tres judíos que discuten ante la iglesia de Esmirna, en la parte inferior izquierda de la miniatura. A la derecha, el iluminador simboliza la idolatría: en un lecho sobre la hierba yace una pareja, con los torsos desnudos. El hombre acaricia un pecho de la mujer, Jezabel, reina de Israel y falsa profeta que inducía a los servidores de Dios a prostituirse y a injuriarle comiendo la carne inmolada a los ídolos.