Bajo una franja de cielo azul, el iluminador ha pintado otra de color rojo intenso con lluvia anaranjada. Un ángel eleva a san Juan para que pueda ver claramente a la gran prostituta. La mujer luce una corona y un vestido bordado y adornado con armiño, con un cinturón de oro. El peinado y el vestido estaban de moda en la corte de Francia hacia 1380-1390. Sostiene un cáliz con una serpiente dentro, símbolo de su lujuria, y está sentada sobre la bestia de las siete cabezas salida del mar. Detrás de ella, el Cordero surge de entre las nubes para entregar el pendón con la cruz roja a dos reyes ataviados con armaduras.
Ocho reyes fuertemente armados empujan hacia el fuego, en la parte inferior de la imagen, a la prostituta, que en esta escena aparece desnuda, aunque continúa portando la corona y el cáliz con la serpiente.