La Tebaida de Actopan. Fray Alonso de Florencia, arzobispo de Florencia y doctor (a la derecha)
Como antaño el fiel indígena, el visitante continúa sorprendiendo a estos dignatarios de la iglesia medieval en la intimidad del recogimiento y el estudio. Refugiados lejos de la mirada del mundo, ahí están expuestos sin saberlo a los ojos de los monjes y los neófitos, por la magia de un grabado metamorfoseado en fresco gigantesco.
Rota por las danzas de las filacterias, la inmovilidad serena de dos personajes contrasta con la profusión de ornamentos, de grotescos, de figuras gesticulantes que les cercan por todas partes.