El ángel suena la segunda trompeta
Se trata de una gran ilustración que ocupa casi todo el folio. El ángel, que toca un aerófono sale de una nube de colores. Debajo hay una gran masa de llamas, de aspecto vagamente triangular, y una gruesa franja de distintos tonos de rojo, ocupando una tercera parte de lo que sería el mar surcada de líneas blancas, referente a la sangre en que se convierten sus aguas. En la parte inferior, en una representación convencional del mar, con nueve peces verdosos, algunas figuras con los ojos cerrados, son las almas de los muertos. Sobre el agua, tres barcos con tres hombres dentro, algunos de perfil.
En general, se representa una escena de naufragio, aunque uno de los barcos está entero –exagerando, por tanto, el contenido de la storia– y sus tres tripulantes observan, señalan y se admiran del prodigio. En las otras dos embarcaciones, se representan distintas fases del naufragio: el de la derecha está hundiéndose, y uno de sus tripulantes se agarra al mástil con un brazo mientras que con el otro extendido muestra la palma, indicando, posiblemente, miedo; otro, aún vivo, se tapa los ojos con la derecha, para no ver el horror, como muestran algunas representaciones de condenados, aunque su izquierda, en pronación, indica cuál será ya su final; dos más están ya muertos, con los ojos cerrados, flotando sobre las aguas, con gestos que muestran un total abandono. Los del barco que se encuentra debajo, hacia el centro, presumiblemente ya hundido y partido por la mitad están ya muertos según se ve en sus gestos y ojos.
Carlos Miranda
Doctor en Historia
Fragmento del libro Beato de San Andrés de Arroyo