Las Grandes Horas de Ana de Bretaña
En el claro de un bosque, san Pedro mártir, nimbado y tonsurado, de rodillas, lleva clavado en su cráneo un machete que le provoca una herida profunda de la que mana abundante sangre. Una espada atraviesa su pecho y costado. El santo lleva en la cintura un pater, su mano izquierda sostiene un libro cerrado; mientras que, con el índice de la derecha, basándose en la leyenda, escribe en el suelo las palabras iniciales del Credo «credo in d».