Una de las vistas de las que se disfrutaba desde el castillo del duque de Berry en París era la del magnífico Louvre de Carlos V, su hermano. Los Limbourg decidieron inspirarse en esta circunstancia para plasmar, en la miniatura correspondiente al mes de octubre, la majestuosa fachada de éste último. Tal como se ve en la imagen, en el centro del conjunto arquitectónico se erige la alta torre levantada por Felipe Augusto, que a día de hoy sigue en pie. Popularmente conocida como la Torre del Louvre, durante mucho tiempo fue el lugar donde se conservó el tesoro real. Detrás de ella se oculta la de Halconería, incomparable marco para la biblioteca de manuscritos de Carlos V. En cambio, sí son visibles la Torre de la Grande Chapelle y la de la Taillerie.
Ante este impresionante fondo se realizan los trabajos del campo propios de esta época otoñal. Un campesino a caballo maneja la reja del arado al cual se le ha añadido el peso de una piedra. Otro, en primer plano, esparce las semillas que porta en una talega blanca que lleva a modo de mandil. Entre ellos, un arquero afina su puntería. Una originalidad de esta escena son las diminutas figuras que pasean por la orilla del Sena, un detalle muy pintoresco que contribuye a definir el vívido ambiente plasmado por los Limbourg en esta miniatura. La atención con la que se han plasmado las sombras y los reflejos en el agua, las pisadas, el detalle de los hilos para proteger el campo vecino de los pájaros y hasta el estiércol dejado por el caballo es la marca inconfundible de Bartolomé van Eyck.
Una de las vistas de las que se disfrutaba desde el castillo del duque de Berry en París era la del magnífico Louvre de Carlos V, su hermano. Los Limbourg decidieron inspirarse en esta circunstancia para plasmar, en la miniatura correspondiente al mes de octubre, la majestuosa fachada de éste último. Tal como se ve en la imagen, en el centro del conjunto arquitectónico se erige la alta torre levantada por Felipe Augusto, que a día de hoy sigue en pie. Popularmente conocida como la Torre del Louvre, durante mucho tiempo fue el lugar donde se conservó el tesoro real. Detrás de ella se oculta la de Halconería, incomparable marco para la biblioteca de manuscritos de Carlos V. En cambio, sí son visibles la Torre de la Grande Chapelle y la de la Taillerie.
Ante este impresionante fondo se realizan los trabajos del campo propios de esta época otoñal. Un campesino a caballo maneja la reja del arado al cual se le ha añadido el peso de una piedra. Otro, en primer plano, esparce las semillas que porta en una talega blanca que lleva a modo de mandil. Entre ellos, un arquero afina su puntería. Una originalidad de esta escena son las diminutas figuras que pasean por la orilla del Sena, un detalle muy pintoresco que contribuye a definir el vívido ambiente plasmado por los Limbourg en esta miniatura. La atención con la que se han plasmado las sombras y los reflejos en el agua, las pisadas, el detalle de los hilos para proteger el campo vecino de los pájaros y hasta el estiércol dejado por el caballo es la marca inconfundible de Bartolomé van Eyck.