Al inicio de las oraciones de tercia de las Horas de la Virgen, de la Cruz y del Espíritu Santo se encuentra una curiosa danza pastoril. La decisión de incluir una escena bucólica resulta sorprendente, puesto que aquí cabría esperar una escena de las Santas Escrituras. En un principio, esta danza, que no guarda ninguna relación con la sección del libro en la que se encuentra, prolonga el ciclo iconográfico del calendario, donde se hallan representadas otras escenas cotidianas. Situada en un paisaje sin perspectiva real, rasgo característico de la obra de Robinet Testard, la escena transcurre en las afueras de una ciudad, cuya silueta se aprecia al fondo, y gira alrededor de un árbol que constituye el centro de la composición.
Los personajes, con los contornos nítidamente marcados, están situados como en un decorado de teatro. Los corderos, carneros y perros que completan la escena refuerzan el aire pintoresco. La decisión de incluir un grabado del gusto del comitente, como en otras partes del manuscrito, podría explicar esta rareza iconográfica. Sin embargo, nada más lejos de la realidad, puesto que se trata de una miniatura realizada directamente sobre la hoja de pergamino (y tampoco se ha podido identificar ninguna fuente grabada). En realidad, la danza campestre del Libro de horas de Carlos de Angulema mezcla lo religioso y lo pintoresco. En el cielo, vemos a un ángel arrodillado y a ambos lados se despliega una filacteria con el texto del Gloria («Gloria in excelsis Deo...»). Uno de los tres pastores que no participan en el baile, dos están en segundo plano y el tercero está sentado a un lado, señala el ángel celeste. El conjunto evoca, sin lugar a dudas, el anuncio a los pastores, si bien la escena transcurre tradicionalmente durante la noche.
Maxence Hermant
Conservador
Bibliothèque nationale de France