El Libro de horas de Jean de Montauban comienza con doce folios dedicados a los doce meses del calendario romano, a razón de uno por mes, con su recto y su verso. En cada una de las doce páginas se mencionan línea tras línea los nombres de los santos cuyas festividades litúrgicas se reparten desde el principio hasta el final del año.
En la parte superior, una inicial decorada formada por la combinación de las letras K y L supone un vestigio, habitual en los libros de horas iluminados, del calendario romano, en el que la palabra Kalens designaba el primer día del mes. Dentro se encuentra la miniatura que caracteriza este mes. El principal «trabajo» en septiembre, al final del verano, es pisar uvas para hacer vino.
En la parte inferior del folio, hacia la derecha, aparece una segunda ilustración situada dentro de un marco circular policromado y radiante: Libra.
El Libro de horas de Jean de Montauban comienza con doce folios dedicados a los doce meses del calendario romano, a razón de uno por mes, con su recto y su verso. En cada una de las doce páginas se mencionan línea tras línea los nombres de los santos cuyas festividades litúrgicas se reparten desde el principio hasta el final del año.
En la parte superior, una inicial decorada formada por la combinación de las letras K y L supone un vestigio, habitual en los libros de horas iluminados, del calendario romano, en el que la palabra Kalens designaba el primer día del mes. Dentro se encuentra la miniatura que caracteriza este mes. El principal «trabajo» en septiembre, al final del verano, es pisar uvas para hacer vino.
En la parte inferior del folio, hacia la derecha, aparece una segunda ilustración situada dentro de un marco circular policromado y radiante: Libra.