En el folio 27r tiene lugar la segunda tentación, mientras Adán y Eva están inmersos en el agua, posiblemente, en un río o un lago. Adán parece perseguir a Eva, ante la silueta poderosa y amenazante del Demonio. Para ahorrar espacio, una práctica habitual en el arte, el miniaturista ha combinado con acierto varios momentos narrativos en esta ilustración. Es la primera vez que el Diablo se aparece con forma de demonio. Su aspecto será bastante coherente a lo largo de todo el manuscrito: alto, con alas de murciélago, cuernos, cola poblada y manos y pies horribles en forma de zarpa que recuerdan el aterrador gancho que blande con la derecha. Se presenta ante ellos disfrazado de ángel, según indica la capa blanca con capucha que cubre en parte su cuerpo negro y sus cuernos. Tiene rojos los ojos y la boca, y unos largos colmillos. Eva, que ya ha escuchado sus falsas promesas y garantías, tiene muchas ganas de salir del agua e irse con él. Entre ellos se encuentra Adán, que mira con severidad a Eva, tratando de disuadirla. El gancho del Diablo está muy cerca del hombro de Adán, pero no llega a tocarlo. Para entender esta peculiar escena, el lector tendría que comprender su contexto, esto es, conocer las historias narradas en la Vida de Adán y Eva.
En el folio 27r tiene lugar la segunda tentación, mientras Adán y Eva están inmersos en el agua, posiblemente, en un río o un lago. Adán parece perseguir a Eva, ante la silueta poderosa y amenazante del Demonio. Para ahorrar espacio, una práctica habitual en el arte, el miniaturista ha combinado con acierto varios momentos narrativos en esta ilustración. Es la primera vez que el Diablo se aparece con forma de demonio. Su aspecto será bastante coherente a lo largo de todo el manuscrito: alto, con alas de murciélago, cuernos, cola poblada y manos y pies horribles en forma de zarpa que recuerdan el aterrador gancho que blande con la derecha. Se presenta ante ellos disfrazado de ángel, según indica la capa blanca con capucha que cubre en parte su cuerpo negro y sus cuernos. Tiene rojos los ojos y la boca, y unos largos colmillos. Eva, que ya ha escuchado sus falsas promesas y garantías, tiene muchas ganas de salir del agua e irse con él. Entre ellos se encuentra Adán, que mira con severidad a Eva, tratando de disuadirla. El gancho del Diablo está muy cerca del hombro de Adán, pero no llega a tocarlo. Para entender esta peculiar escena, el lector tendría que comprender su contexto, esto es, conocer las historias narradas en la Vida de Adán y Eva.