El cortejo entre el noble y la dama tiene lugar en el jardín. La mujer da su mano al caballero, muestra de igualdad social (ambos pertenecen a la aristocracia) y de aceptación de la otra persona, de compromiso entre los enamorados. El jardín es inseparable de la noción de paraíso terrestre. Evoca la celebración de la primavera, motivo literario tan frecuente en la Edad Media que los mismos autores le dieron el nombre de reverdie, género poético que celebra el acorde perfecto entre naturaleza, primavera y amor. El vergel de Bening presenta todas las características del locus amoenus, el tópico literario que consiste en la descripción idealizada de la naturaleza (árboles, aguas cristalinas, aves…) para crear el lugar perfecto. El espacio delimitado del jardín, artificial y distinto del mundo real, hace de él el lugar perfecto para el encuentro de los amantes, el lugar de la seducción y del secreto. La fuente está coronada por la estatua de Venus, diosa del amor y de la belleza, que parece presidir la escena del cortejo.
La presencia del halcón –uno posado en la mano del amante y otro con las alas desplegadas, en la mano de otro caballero– puede hacer referencia a que el lenguaje con el que tanto hombres como mujeres aprendían a expresar sus deseos se basaba frecuentemente en el de la caza.
Las cigüeñas, que han anidado en una de las torres, pueden aludir a la fidelidad de la pareja, ya que, según las historias naturales, mientras la hembra está viva el macho jamás se une a ninguna otra.
Carlos Miranda García-Tejedor
Doctor en Historia
El cortejo entre el noble y la dama tiene lugar en el jardín. La mujer da su mano al caballero, muestra de igualdad social (ambos pertenecen a la aristocracia) y de aceptación de la otra persona, de compromiso entre los enamorados. El jardín es inseparable de la noción de paraíso terrestre. Evoca la celebración de la primavera, motivo literario tan frecuente en la Edad Media que los mismos autores le dieron el nombre de reverdie, género poético que celebra el acorde perfecto entre naturaleza, primavera y amor. El vergel de Bening presenta todas las características del locus amoenus, el tópico literario que consiste en la descripción idealizada de la naturaleza (árboles, aguas cristalinas, aves…) para crear el lugar perfecto. El espacio delimitado del jardín, artificial y distinto del mundo real, hace de él el lugar perfecto para el encuentro de los amantes, el lugar de la seducción y del secreto. La fuente está coronada por la estatua de Venus, diosa del amor y de la belleza, que parece presidir la escena del cortejo.
La presencia del halcón –uno posado en la mano del amante y otro con las alas desplegadas, en la mano de otro caballero– puede hacer referencia a que el lenguaje con el que tanto hombres como mujeres aprendían a expresar sus deseos se basaba frecuentemente en el de la caza.
Las cigüeñas, que han anidado en una de las torres, pueden aludir a la fidelidad de la pareja, ya que, según las historias naturales, mientras la hembra está viva el macho jamás se une a ninguna otra.
Carlos Miranda García-Tejedor
Doctor en Historia
