Tirado por dos pavos reales con la cola cerrada, el carro planetario de Júpiter sigue su órbita en los campos celestiales de la miniatura. En el carro se sienta, como en un trono, el dios de los planetas, que sostiene su atributo, dos flechas, en la mano derecha, mientras un ayudante arrodillado le tiende un cuenco. Bajo la regencia de Júpiter se sitúan los círculos más ilustres de la sociedad, entre ellos la nobleza y el clero. El miniaturista los acompaña, al fondo a la derecha, de alquimistas atareados alrededor de un horno: uno de los adeptos se inclina sobre la pieza sobrepuesta del mismo, un alambique con forma de yelmo, mientras el otro contempla una redoma en su mano izquierda.
El lado izquierdo de la imagen está ocupado por un palacio de un color plomizo, inspirado en un grabado de Daniel Hopfer, ante el cual un papa, bajo un baldaquino rojo, está coronando a un emperador. Para la escena de la coronación, el miniaturista recurre en un gran número de detalles a una xilografía de Hans Holbein el Joven, perteneciente a sus Imágenes de la muerte, que en el Splendor Solis le sirven repetidamente de modelo. La xilografía de Holbein El Papa (Der Babst) muestra al emperador besándole el pie al papa, un gesto de sumisión de la superpotencia política a la eclesiástica. En el Splendor Solis, el emperador recibe la corona con la cabeza erguida; pero, ante todo, el miniaturista le confiere claramente el aspecto de Carlos V, que acababa de ser coronado emperador en 1530 en Bolonia. Este pequeño descubrimiento es destacable desde el punto de vista artístico: el miniaturista del Splendor Solis se toma la libertad de actualizar el modelo tipo, tal y como figura en la xilografía de entre 1524 y 1526, que muestra la sumisión del emperador ante el papa, adaptándolo a los más recientes acontecimientos históricos. El nicho angular del campo interior de la imagen lo ocupa una redoma de cristal colocada sobre una corona verde de hojas de laurel. En su interior hay tres aves luchando, una negra, una blanca y una roja. Esta nueva alusión a los tres colores principales de la alquimia se trata en el texto que precede la ilustración. El miniaturista ha tomado la imagen de las tres aves que luchan del Aurora consurgens; simbolizan la separación de la materia por calentamiento, la subsiguiente purificación en el estadio de la transmutación y, como se verá en la próxima miniatura, la unión final en un ave de tres cabezas.
Jörg Völlnagel
(Historiador del Arte e investigador asociado de los Staatliche Museen zu Berlin)
Tirado por dos pavos reales con la cola cerrada, el carro planetario de Júpiter sigue su órbita en los campos celestiales de la miniatura. En el carro se sienta, como en un trono, el dios de los planetas, que sostiene su atributo, dos flechas, en la mano derecha, mientras un ayudante arrodillado le tiende un cuenco. Bajo la regencia de Júpiter se sitúan los círculos más ilustres de la sociedad, entre ellos la nobleza y el clero. El miniaturista los acompaña, al fondo a la derecha, de alquimistas atareados alrededor de un horno: uno de los adeptos se inclina sobre la pieza sobrepuesta del mismo, un alambique con forma de yelmo, mientras el otro contempla una redoma en su mano izquierda.
El lado izquierdo de la imagen está ocupado por un palacio de un color plomizo, inspirado en un grabado de Daniel Hopfer, ante el cual un papa, bajo un baldaquino rojo, está coronando a un emperador. Para la escena de la coronación, el miniaturista recurre en un gran número de detalles a una xilografía de Hans Holbein el Joven, perteneciente a sus Imágenes de la muerte, que en el Splendor Solis le sirven repetidamente de modelo. La xilografía de Holbein El Papa (Der Babst) muestra al emperador besándole el pie al papa, un gesto de sumisión de la superpotencia política a la eclesiástica. En el Splendor Solis, el emperador recibe la corona con la cabeza erguida; pero, ante todo, el miniaturista le confiere claramente el aspecto de Carlos V, que acababa de ser coronado emperador en 1530 en Bolonia. Este pequeño descubrimiento es destacable desde el punto de vista artístico: el miniaturista del Splendor Solis se toma la libertad de actualizar el modelo tipo, tal y como figura en la xilografía de entre 1524 y 1526, que muestra la sumisión del emperador ante el papa, adaptándolo a los más recientes acontecimientos históricos. El nicho angular del campo interior de la imagen lo ocupa una redoma de cristal colocada sobre una corona verde de hojas de laurel. En su interior hay tres aves luchando, una negra, una blanca y una roja. Esta nueva alusión a los tres colores principales de la alquimia se trata en el texto que precede la ilustración. El miniaturista ha tomado la imagen de las tres aves que luchan del Aurora consurgens; simbolizan la separación de la materia por calentamiento, la subsiguiente purificación en el estadio de la transmutación y, como se verá en la próxima miniatura, la unión final en un ave de tres cabezas.
Jörg Völlnagel
(Historiador del Arte e investigador asociado de los Staatliche Museen zu Berlin)