Tratado de Albumasar (Liber astrologiae)

ff. 38v-39r
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Marte, ff. 38v-39r

f. 38v

Casus / Caída

Marte parece estar dando una voltereta en el aire. Todavía sujeta una lanza con ambas manos, pero ha dejado caer el escudo de faz leonina y la espada, que parece haberse clavado en el suelo soltando por la punta un reguero de sangre. Más abajo está representado Cáncer como un cangrejo de cuerpo redondo.

 

f. 39r

El Sol es de naturaleza ardiente y templada. Le pertenecen todo relumbre y brillo de las cosas, la vida universal, la cabeza del ser animado con el espíritu animal y el ojo derecho; también la opinión y la razón. También la parte media de la zona habitable, los reyes y primados, los consejos y reuniones; la fuerza, la victoria, la venganza, la honorabilidad, la magnanimidad, la generosidad, la buena fama, la ambición, el mucho deseo de oro; la claridad, la pulcritud, la conversación seria; dañino para lo que está cerca pero lo contrario para las cosas distantes, y así entre estas cosas ahora conveniente [ahora inconveniente], aquí las eleva, allí las abate. Son también suyas las leyes, las sentencias, los magistrados, la inteligencia. También los padres y los hermanos, no negar nada al que pide. Por último, la firme retribución de los males, el gobierno imperial, la más alta contemplación de la divinidad.

La parte del Sol se cuenta entre la Luna y el Sol. Pues ya que entre los planetas no aparece tanta variación como hay en ellos, y que esta clase de alteración solo se evidencia en la Luna, a estos (la Luna y el Sol) y no a ningún otro [pertenecen] el efecto y las generaciones de las cosas; [así] la parte del Sol [aunque] de igual potencial que la fuerza lunar, con razón por ser [el Sol] el padre universal de las cosas, hubo de ser contada de día desde la Luna [como] esposa del Sol, de noche desde el Sol a la Luna, y una vez sumados los grados del ascendente, el número sustraído desde el comienzo del ascendente fija el lugar de la parte. Tal es, pues, la parte que, por pertenecer al Sol, de cuya alma es la felicidad, se llama la zaim algaib, esto es, la parte de lo escondido, porque es de bondad interior. Imita la parte de la Fortuna en todo, pero mira más a lo interno, así como aquella afecta más a lo externo. Pues es más propio que, lo mismo que la parte de la Luna designa los accidentes del cuerpo, así la parte del Sol gobierne las propiedades del alma: los dos, que como padre y madre participan en lo uno y lo otro, manteniendo la norma de que por el día la parte de la Fortuna debe preceder en virtud de su liderazgo, mientras que por la noche la parte del bien, para el alma y el cuerpo y la unión de ambos, conduce a los secretos de la naturaleza, la hondura de las cosas y la fuerza escondida y distante, con la más alta especulación de la divinidad y la observancia de las leyes, tanto para los honores y la gloria como para la templanza de los vientos.


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