«Entonces se abrió el templo de Dios en el cielo y apareció el arca de su Alianza». Sobre una nube, el edificio es representado por una gran iglesia con torres y un ábside; los dos batientes de su puerta están abiertos. Por debajo se agitan los elementos: llueven llamas sobre un suelo en movimiento y «la fuerte granizada» ha provocado montículos de tierra ondulantes en el aire. La originalidad de la imagen no desvía, sin embargo, la atención del tema central: la gran señal que ocupa el centro de la composición, cuya majestad contrasta con la atormentada naturaleza. La Mujer coronada con doce estrellas y envuelta en el sol se yergue majestuosa ante el Templo. Recuperando la interpretación tradicional de este capítulo del Apocalipsis, el comentarista ve en ello una imagen de la Iglesia rodeada de los doce apóstoles. Aparece aquí como una reina, tocada con una corona de oro, con los hombros cubiertos por un manto real forrado de marta cibelina. A sus pies, la luna simboliza la variabilidad y la inanidad de lo mundano. En lugar de retorcerse con los dolores del parto, aquélla cuyo papel es «parir al hijo de Dios» adopta la actitud de una orante. Un sol llameante brilla ante su vientre que lleva «la simiente de la Palabra de Dios». El comentario indica que el arca de la Alianza es una figura de Cristo «en quien el Antiguo y el Nuevo Testamento están contenidos». Ahora bien, el artista no ha representado el arca en el Templo, dando preferencia a la alegoría del sol, empleada a menudo para designar al Salvador.
Marie-Thérèse Gousset y Marianne Besseyre
Centro de Investigación de Manuscritos Iluminados, Bibliothèque nationale de France
Fragmento del libro de estudio Apocalipsis 1313
«Entonces se abrió el templo de Dios en el cielo y apareció el arca de su Alianza». Sobre una nube, el edificio es representado por una gran iglesia con torres y un ábside; los dos batientes de su puerta están abiertos. Por debajo se agitan los elementos: llueven llamas sobre un suelo en movimiento y «la fuerte granizada» ha provocado montículos de tierra ondulantes en el aire. La originalidad de la imagen no desvía, sin embargo, la atención del tema central: la gran señal que ocupa el centro de la composición, cuya majestad contrasta con la atormentada naturaleza. La Mujer coronada con doce estrellas y envuelta en el sol se yergue majestuosa ante el Templo. Recuperando la interpretación tradicional de este capítulo del Apocalipsis, el comentarista ve en ello una imagen de la Iglesia rodeada de los doce apóstoles. Aparece aquí como una reina, tocada con una corona de oro, con los hombros cubiertos por un manto real forrado de marta cibelina. A sus pies, la luna simboliza la variabilidad y la inanidad de lo mundano. En lugar de retorcerse con los dolores del parto, aquélla cuyo papel es «parir al hijo de Dios» adopta la actitud de una orante. Un sol llameante brilla ante su vientre que lleva «la simiente de la Palabra de Dios». El comentario indica que el arca de la Alianza es una figura de Cristo «en quien el Antiguo y el Nuevo Testamento están contenidos». Ahora bien, el artista no ha representado el arca en el Templo, dando preferencia a la alegoría del sol, empleada a menudo para designar al Salvador.
Marie-Thérèse Gousset y Marianne Besseyre
Centro de Investigación de Manuscritos Iluminados, Bibliothèque nationale de France
Fragmento del libro de estudio Apocalipsis 1313