Tras la cosecha y la vendimia de las naciones, símbolos del Juicio Final, Juan (f. 45v), con el rostro levantado y la mano abierta mostrando así que es el testigo de cosas sorprendentes, ve en el cielo una señal grande y maravillosa: son los siete ángeles que llevan las siete plagas. Sobre la nube que bordea el cielo dorado, esos siete ángeles llevan los castigos representados por estrellas doradas, a excepción de la cuarta, de color anaranjado. Las afiladas alas de los mensajeros celestiales están levantadas, penetrando en el marco de la pintura para recordar que, en la visión, el tiempo y el espacio quedan abolidos. Debajo de la nube se extienden las verdes aguas del mar de cristal, recorridas por reflejos rojos pues están mezcladas con el fuego. Para el comentarista del Apocalipsis, el mar de cristal es el agua purificadora del bautismo y el fuego es el del Espíritu Santo (que abrasa los pecados). Siete músicos, sobre las aguas como si estuvieran en tierra firme, tocan sus instrumentos en honor y gloria de Dios. Arpas, cítaras, vihuela, salterio y órgano acompañan los cánticos de Moisés y del Cordero:
Grandes y maravillosas son tus obras, Señor, Dios Todopoderoso; justas y rectas son tus vías, oh Rey de las naciones. ¿Quién no te temerá, Señor, y no glorificará tu nombre? Pues sólo tú eres santo; y todas las naciones vendrán a prosternarse ante ti, porque tus justos designios han sido manifestados».
Marie-Thérèse Gousset y Marianne Besseyre
Centro de Investigación de Manuscritos Iluminados, Bibliothèque nationale de France
Fragmento del libro de estudio Apocalipsis 1313
Tras la cosecha y la vendimia de las naciones, símbolos del Juicio Final, Juan (f. 45v), con el rostro levantado y la mano abierta mostrando así que es el testigo de cosas sorprendentes, ve en el cielo una señal grande y maravillosa: son los siete ángeles que llevan las siete plagas. Sobre la nube que bordea el cielo dorado, esos siete ángeles llevan los castigos representados por estrellas doradas, a excepción de la cuarta, de color anaranjado. Las afiladas alas de los mensajeros celestiales están levantadas, penetrando en el marco de la pintura para recordar que, en la visión, el tiempo y el espacio quedan abolidos. Debajo de la nube se extienden las verdes aguas del mar de cristal, recorridas por reflejos rojos pues están mezcladas con el fuego. Para el comentarista del Apocalipsis, el mar de cristal es el agua purificadora del bautismo y el fuego es el del Espíritu Santo (que abrasa los pecados). Siete músicos, sobre las aguas como si estuvieran en tierra firme, tocan sus instrumentos en honor y gloria de Dios. Arpas, cítaras, vihuela, salterio y órgano acompañan los cánticos de Moisés y del Cordero:
Grandes y maravillosas son tus obras, Señor, Dios Todopoderoso; justas y rectas son tus vías, oh Rey de las naciones. ¿Quién no te temerá, Señor, y no glorificará tu nombre? Pues sólo tú eres santo; y todas las naciones vendrán a prosternarse ante ti, porque tus justos designios han sido manifestados».
Marie-Thérèse Gousset y Marianne Besseyre
Centro de Investigación de Manuscritos Iluminados, Bibliothèque nationale de France
Fragmento del libro de estudio Apocalipsis 1313