Es el momento en que Dios se acuerda de Babilonia para entregarle la copa en la que hierve el vino de su cólera. La ilustración de la secuencia ha sido desplazada al f. 52v, junto al testigo instalado en su pupitre. Ante una gloria oval donde aparece el Cristo del Juicio, mostrando sus llagas que no sangran, se planta un rey con armadura que levanta, con gesto provocador, la copa de oro llena de la cólera de Dios, que acaba de recibir. Figura del poderío del mundo, ese rey símbolo del poder de la Gran Ciudad y del Anticristo va acompañado por tres soldados armados con potentes lanzas de hojas finamente decoradas. Los sombríos y gesticulantes rostros de esos guerreros infernales y los emblemas, una cabeza de oso y una de jabalí, que adornan el escudo y las aletas de uno de ellos confirman su pertenencia a las fuerzas del Mal.
Marie-Thérèse Gousset y Marianne Besseyre
Centro de Investigación de Manuscritos Iluminados, Bibliothèque nationale de France
Fragmento del libro de estudio Apocalipsis 1313
Es el momento en que Dios se acuerda de Babilonia para entregarle la copa en la que hierve el vino de su cólera. La ilustración de la secuencia ha sido desplazada al f. 52v, junto al testigo instalado en su pupitre. Ante una gloria oval donde aparece el Cristo del Juicio, mostrando sus llagas que no sangran, se planta un rey con armadura que levanta, con gesto provocador, la copa de oro llena de la cólera de Dios, que acaba de recibir. Figura del poderío del mundo, ese rey símbolo del poder de la Gran Ciudad y del Anticristo va acompañado por tres soldados armados con potentes lanzas de hojas finamente decoradas. Los sombríos y gesticulantes rostros de esos guerreros infernales y los emblemas, una cabeza de oso y una de jabalí, que adornan el escudo y las aletas de uno de ellos confirman su pertenencia a las fuerzas del Mal.
Marie-Thérèse Gousset y Marianne Besseyre
Centro de Investigación de Manuscritos Iluminados, Bibliothèque nationale de France
Fragmento del libro de estudio Apocalipsis 1313