Como refiere el texto bíblico, el incensario del ángel, lleno del fuego del altar, es volcado sobre la tierra, y el resultado son truenos, voces, relámpagos y un terremoto, que es lo que aquí se muestra. Los truenos y las voces están personificados en siete cabezas, blancas, grises y pardas, por encima de las nubes blancas. Debajo se indica el relámpago con puntas de flecha negras y llameantes, y en la tierra los árboles arrancados de cuajo y los edificios que se tambalean retratan el terremoto. La parte alta de la escena tiene un fondo diapreado en azul, mientras que el ángel que vacía el incensario se recorta sobre un fondo diapreado en color púrpura.
“Y el ángel tomó el incensario, y lo llenó del fuego del altar, y lo echó en la tierra, y fueron hechos truenos, y voces, y relámpagos, y terremoto grande”. (Ap 8, 5)