Un ángel distribuye las trompetas de oro entre los demás, que rodean la figura de Dios, sentado con un libro abierto en su mano izquierda. Un ángel derrama fuego del incensario sobre la tierra, mientras otros cuatro soplan sus trompetas. Cuando lo hace el primero, una lluvia de granizo y fuego mezclado con sangre cae sobre la tierra. Los rostros de los hombres expresan pánico y terror. Cuando toca su trompeta el segundo ángel, el fuego cae sobre el mar, destruyendo una tercera parte de lo que hay en él. El iluminador ha pintado un naufragio de los barcos impactante y muy realista. Según Panovsky, es
“uno de los naufragios más convincentes de la historia del arte”.
En la parte inferior de la miniatura, san Juan aparece sentado observando los cataclismos. Ya no tiene la aureola de oro, sino un anillo de rayos dorados.