La iluminación de este códice se caracteriza por su insuperable calidad y por su excelente estado de conservación, lo que nos permite disfrutar de sus fascinantes imágenes con todo su esplendor. La gran riqueza de color y el uso abundante de oro bruñido hacen de la decoración de este códice un ejemplo maravilloso de la iluminación inglesa de finales de siglo XIII.

Este ejemplar contiene miniaturas tanto del Apocalipsis como de los comentarios. Las imágenes se representan en el interior de un marco rectangular, decorado con una gran variedad de formas y colores. Se caracteriza por el uso de oro decorado al punzón, el predominio de azul y marrón rojizo y la repetición de unas determinadas filigranas (cuadrículas, formas geométricas diversas y círculos de oro rodeados de puntos blancos).

Tanto en los comentarios como en el Apocalipsis, el anticristo aparece bajo múltiples formas. Adopta la presencia de mago, falso predicador, soberano y soldado. Jessie Poesch, con una frase memorable, lo describe como "una figura camaleónica, extraña y diabólica, cuya siniestra presencia penetra toda actividad humana."

Aunque no se sabe con seguridad, probablemente perteneció al papa Clemente IX (1667-69). Ya en la segunda mitad del siglo XIX, Cesare Battaglini de Rimini adquirió el manuscrito a través de su esposa, que era descendiente de Clemente IX. Estuvo en manos de Henry Yates Thomson desde 1899 hasta 1920, año en que lo compró Calouste Gulbenkian. Actualmente forma parte de la colección del Museo Fundación Gulbenkian de Lisboa.