Biblia de San Luis

vol.1, f. 1v Pantocrátor, al Dios Creador del Universo


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La gran miniatura a toda página representa al Pantocrátor, al Dios Creador del Universo. Una grandiosa mandorla de cuatro lóbulos, perfilados en verde y naranja, envuelve su robusta figura. Dios está en posición de reposo, sentado sobre un trono. Va vestido con túnica de color marrón claro y manto azul. Con la mano derecha gobierna su instrumento de trabajo, un compás de grandes dimensiones, cuyas piernas terminan en aceradas puntas metálicas, una de las cuales está clavada en el centro del universo y la otra lo circunda por el perímetro exterior. Con la mano izquierda sostiene un mundo de formas redondeadas, el cual en su interior presenta una apariencia completamente caótica. Dentro de ese cosmos orbicular, donde impera todavía la ley del desorden, cuatro criaturas angélicas ejecutan las órdenes del Creador y le ayudan en su obra. El Señor, con ojos azules, amplia barba rubia y melena del mismo color, dotado del nimbo crucífero, se presenta sosegado, con semblante juvenil. Apoya sus pies sobre una bóveda de oro. No hay lugar para el paisaje, no existe ninguna clase de perspectiva estructurada en más de un plano. Los fondos de la mandorla no ocupados por pintura se rellenan de oro bruñido. La mandorla está sostenida al exterior por cuatro ángeles, los dos de arriba en posición invertida y los de la parte inferior en posición erguida, todos ellos sobre un fondo de oro bruñido.


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La gran miniatura a toda página representa al Pantocrátor, al Dios Creador del Universo. Una grandiosa mandorla de cuatro lóbulos, perfilados en verde y naranja, envuelve su robusta figura. Dios está en posición de reposo, sentado sobre un trono. Va vestido con túnica de color marrón claro y manto azul. Con la mano derecha gobierna su instrumento de trabajo, un compás de grandes dimensiones, cuyas piernas terminan en aceradas puntas metálicas, una de las cuales está clavada en el centro del universo y la otra lo circunda por el perímetro exterior. Con la mano izquierda sostiene un mundo de formas redondeadas, el cual en su interior presenta una apariencia completamente caótica. Dentro de ese cosmos orbicular, donde impera todavía la ley del desorden, cuatro criaturas angélicas ejecutan las órdenes del Creador y le ayudan en su obra. El Señor, con ojos azules, amplia barba rubia y melena del mismo color, dotado del nimbo crucífero, se presenta sosegado, con semblante juvenil. Apoya sus pies sobre una bóveda de oro. No hay lugar para el paisaje, no existe ninguna clase de perspectiva estructurada en más de un plano. Los fondos de la mandorla no ocupados por pintura se rellenan de oro bruñido. La mandorla está sostenida al exterior por cuatro ángeles, los dos de arriba en posición invertida y los de la parte inferior en posición erguida, todos ellos sobre un fondo de oro bruñido.


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