La nueva Jerusalén celestial
La Jerusalén del cielo es la patria de los justos y elegidos, donde habita Dios con la multitud de santos. Constituye la pareja del paraíso terrenal, que tiene lugar al principio, y aquélla acontece al final de los tiempos. El paraíso tiene por imagen la primavera de la naturaleza, los árboles floridos, los arroyos corriendo, el canto de las aves y los animales que juegan. La Jerusalén celestial, símbolo del cumplimento, es perfectamente estática; todo en ella es mineral, oro y piedras preciosas.
La ilustración la muestra de la forma en que la vió Juan, no desde fuera sino desde el interior. La ciudad santa, que es la Iglesia, está amurallada, y su modelo debió de ser una fortaleza de planta cuadrangular. Está iluminada por el Cordero, que sustituye la luz. En cada uno de los cuatro lados se abren tres puertas, con un apóstol en cada una. Está construida con ricos materiales y apoyada sobre sólidos cimientos, solidez que es simbolizada por la piedra que cada uno de los apóstoles lleva sobre la cabeza.
Ángela Franco Mata
Jefa del Departamento de Antigüedades Medievales
Museo Arqueológico Nacional
Fragmento del libro Beato de Silos