Una miniatura enmarcada de veinticuatro renglones a doble columna, de san Juan Evangelista en Patmos, recibiendo y poniendo por escrito las visiones del Apocalipsis y acompañado por su símbolo, el águila; tres de los cuatro Jinetes, el primero con una balanza, el segundo con una copa llameante y el tercero, solo visible en parte, con arco y flecha; la Mujer Vestida del Sol entrega su hijo al cielo; la guerra en el cielo de los ángeles contra el Dragón. En otros breviarios y libros de horas flamencos de la época se representa a san Juan Evangelista de tres maneras. La primera le muestra como en el Breviario de Isabel la Católica, sentado en la isla de Patmos, donde tuvo sus revelaciones, el Apocalipsis, unas veces alzando los ojos a las visiones y otras simplemente escribiendo, con la compañía del águila. La segunda le representa sentado en un estudio escribiendo su evangelio, y la tercera de pie o sentado y sosteniendo otro de sus emblemas, la copa emponzoñada, que suele ser un cáliz del que emerge una especie de dragón que simboliza el veneno. El águila, que le acompaña en todas esas formas, es su símbolo porque se suponía ser el ave que vuela más alto y más cerca del cielo, como las palabras del evangelio de Juan. La copa emponzoñada tiene su origen en la tradición, recogida en la Leyenda áurea, según la cual san Juan fue obligado a beber una copa de veneno para poner a prueba su fe, y sobrevivió a la prueba. El número de visiones del Apocalipsis reflejadas en manuscritos iluminados no suele ser tan grande como en el Breviario de Isabel la Católica, pero en el retablo de San Juan de Memling, de 1474-1479 (Brujas, Sint-Janshospitaal, Memlingmuseum), se muestran muchas más. Los breviarios Carondelet y Grimani son excepcionales en presentar la escena narrativa de Juan bebiendo de la copa emponzoñada ante el mago Aristodemo y otros hombres. Hay una orla completa de la primera categoría, con flores, aves, una mariposa y un insecto sobre fondo amarillo pálido dorado.
Una miniatura enmarcada de veinticuatro renglones a doble columna, de san Juan Evangelista en Patmos, recibiendo y poniendo por escrito las visiones del Apocalipsis y acompañado por su símbolo, el águila; tres de los cuatro Jinetes, el primero con una balanza, el segundo con una copa llameante y el tercero, solo visible en parte, con arco y flecha; la Mujer Vestida del Sol entrega su hijo al cielo; la guerra en el cielo de los ángeles contra el Dragón. En otros breviarios y libros de horas flamencos de la época se representa a san Juan Evangelista de tres maneras. La primera le muestra como en el Breviario de Isabel la Católica, sentado en la isla de Patmos, donde tuvo sus revelaciones, el Apocalipsis, unas veces alzando los ojos a las visiones y otras simplemente escribiendo, con la compañía del águila. La segunda le representa sentado en un estudio escribiendo su evangelio, y la tercera de pie o sentado y sosteniendo otro de sus emblemas, la copa emponzoñada, que suele ser un cáliz del que emerge una especie de dragón que simboliza el veneno. El águila, que le acompaña en todas esas formas, es su símbolo porque se suponía ser el ave que vuela más alto y más cerca del cielo, como las palabras del evangelio de Juan. La copa emponzoñada tiene su origen en la tradición, recogida en la Leyenda áurea, según la cual san Juan fue obligado a beber una copa de veneno para poner a prueba su fe, y sobrevivió a la prueba. El número de visiones del Apocalipsis reflejadas en manuscritos iluminados no suele ser tan grande como en el Breviario de Isabel la Católica, pero en el retablo de San Juan de Memling, de 1474-1479 (Brujas, Sint-Janshospitaal, Memlingmuseum), se muestran muchas más. Los breviarios Carondelet y Grimani son excepcionales en presentar la escena narrativa de Juan bebiendo de la copa emponzoñada ante el mago Aristodemo y otros hombres. Hay una orla completa de la primera categoría, con flores, aves, una mariposa y un insecto sobre fondo amarillo pálido dorado.