Ocupando prácticamente todo el folio, aparece la imagen de la Santísima Trinidad: el Padre, sentado, aparece bajo el aspecto de Anciano de los días (según Dan. 7, 9; 13, 22; Is. 6), nimbado, con cabellos y barba largos y blancos, revestido con túnica pluvial roja, cuyas bandas presentan bordados con personajes nimbados en parejas bajo doseletes –posiblemente, los apóstoles–; debajo, alba ceñida con cíngulo, y estola verde con bordados dorados de cruces latinas cruzada por el pecho; sobre la cabeza, tiara imperial de tres coronas rematada en un orbe con la cruz encima –referencia a la Iglesia militante, purgante y triunfante y al poder universal del Padre–. Son precisamente estas vestiduras, que podrían calificarse de pontificias, las que permiten identificarlo como la primera Persona de la Santísima Trinidad. Bendice con la mano derecha, mientras la izquierda sostiene un códice abierto, de cantos dorados y cubiertas rojas con siete cerraduras doradas, que también sujeta el Hijo, en cuyos folios se lee el pasaje de Ap. 1, 8: «ego/svm/alpha/et · o[mega] ·//prin-/cipiv[m]/et · fi-/nis ·». La segunda Persona de la Santísima Trinidad, el Hijo, sentado y nimbado también, se muestra con los rasgos habituales de la iconografía sirio-oriental, es decir, con barba y cabellos largos; lleva, sobre su frente, la corona de espinas que, junto con el cetro rematado en cruz, son símbolo de su Pasión; viste túnica morada y manto rojo. Entre ambos, uniendo los dos nimbos, el Espíritu Santo, bajo la forma de paloma nimbada con las alas abiertas, sirve de vínculo. Debajo de los pies del Padre y del Hijo, hay una representación del universo, concebido como esfera cristalina en cuyo interior se encuentran el sol, la luna y las estrellas en la parte superior y, en la inferior, una porción de tierra con promontorios y fortalezas rodeada de agua; su aparición tiene el sentido de mostrar a las tres Personas como dueñas y señoras absolutas del Universo. La Santísima Trinidad se recorta sobre un fondo dorado –la luz divina– circundado por una mandorla de nubes sinuosas, rodeada por el tetramorfos pintado con técnica de camafeo y orientado hacia dentro, esto es, hacia las tres Personas: en la parte superior izquierda, el águila, en cuyas patas hay una filacteria en donde se lee: «iohannes/ · avis ·»; en la derecha, un hombre alado o ángel con una filacteria en sus manos en donde aparece escrito: «· mathevs · homo ·»; en el sector inferior izquierdo, un león alado entre cuyas garras corre una filacteria que pone: «marcvs · leo ·»; finalmente, un toro con alas al que rodea una filacteria cuyo texto dice: «· lvcas ·/· vitvlvs ·».
Ocupando prácticamente todo el folio, aparece la imagen de la Santísima Trinidad: el Padre, sentado, aparece bajo el aspecto de Anciano de los días (según Dan. 7, 9; 13, 22; Is. 6), nimbado, con cabellos y barba largos y blancos, revestido con túnica pluvial roja, cuyas bandas presentan bordados con personajes nimbados en parejas bajo doseletes –posiblemente, los apóstoles–; debajo, alba ceñida con cíngulo, y estola verde con bordados dorados de cruces latinas cruzada por el pecho; sobre la cabeza, tiara imperial de tres coronas rematada en un orbe con la cruz encima –referencia a la Iglesia militante, purgante y triunfante y al poder universal del Padre–. Son precisamente estas vestiduras, que podrían calificarse de pontificias, las que permiten identificarlo como la primera Persona de la Santísima Trinidad. Bendice con la mano derecha, mientras la izquierda sostiene un códice abierto, de cantos dorados y cubiertas rojas con siete cerraduras doradas, que también sujeta el Hijo, en cuyos folios se lee el pasaje de Ap. 1, 8: «ego/svm/alpha/et · o[mega] ·//prin-/cipiv[m]/et · fi-/nis ·». La segunda Persona de la Santísima Trinidad, el Hijo, sentado y nimbado también, se muestra con los rasgos habituales de la iconografía sirio-oriental, es decir, con barba y cabellos largos; lleva, sobre su frente, la corona de espinas que, junto con el cetro rematado en cruz, son símbolo de su Pasión; viste túnica morada y manto rojo. Entre ambos, uniendo los dos nimbos, el Espíritu Santo, bajo la forma de paloma nimbada con las alas abiertas, sirve de vínculo. Debajo de los pies del Padre y del Hijo, hay una representación del universo, concebido como esfera cristalina en cuyo interior se encuentran el sol, la luna y las estrellas en la parte superior y, en la inferior, una porción de tierra con promontorios y fortalezas rodeada de agua; su aparición tiene el sentido de mostrar a las tres Personas como dueñas y señoras absolutas del Universo. La Santísima Trinidad se recorta sobre un fondo dorado –la luz divina– circundado por una mandorla de nubes sinuosas, rodeada por el tetramorfos pintado con técnica de camafeo y orientado hacia dentro, esto es, hacia las tres Personas: en la parte superior izquierda, el águila, en cuyas patas hay una filacteria en donde se lee: «iohannes/ · avis ·»; en la derecha, un hombre alado o ángel con una filacteria en sus manos en donde aparece escrito: «· mathevs · homo ·»; en el sector inferior izquierdo, un león alado entre cuyas garras corre una filacteria que pone: «marcvs · leo ·»; finalmente, un toro con alas al que rodea una filacteria cuyo texto dice: «· lvcas ·/· vitvlvs ·».