San Mateo aparece en la intimidad de un gabinete de trabajo del siglo XVI, concentrado en la escritura. El hombre de aspecto angelical que siempre le acompaña, símbolo de este evangelista, o el ángel, como en esta imagen, le presenta un libro abierto e ilustra la idea de que las palabras de Mateo están inspiradas por Dios. Este ser andrógino, con vestidura blanca, que acompaña al evangelista escribiendo es un motivo iconográfico de origen clásico en lo que respecta a la estrecha relación entre las dos figuras: su procedencia se remonta a las representaciones de la Antigüedad del poeta o el filósofo inspirado por una musa, que en las Grandes Horas de Ana de Bretaña, como en otras muchas representaciones, se ha cristianizado.
San Mateo aparece en la intimidad de un gabinete de trabajo del siglo XVI, concentrado en la escritura. El hombre de aspecto angelical que siempre le acompaña, símbolo de este evangelista, o el ángel, como en esta imagen, le presenta un libro abierto e ilustra la idea de que las palabras de Mateo están inspiradas por Dios. Este ser andrógino, con vestidura blanca, que acompaña al evangelista escribiendo es un motivo iconográfico de origen clásico en lo que respecta a la estrecha relación entre las dos figuras: su procedencia se remonta a las representaciones de la Antigüedad del poeta o el filósofo inspirado por una musa, que en las Grandes Horas de Ana de Bretaña, como en otras muchas representaciones, se ha cristianizado.