El maestro Bourdichon ha representado el establo exactamente igual que en la pintura de la Natividad. Los tres Magos llegan uno tras otro. Melchor, que le ofrece oro, ya aparece arrodillado ante el Niño; ha retirado su corona en señal de respeto y, curiosamente, aparece colgando de su brazo izquierdo. Su bello perfil de anciano tiene toda la apariencia de un auténtico retrato.
El rey Gaspar ofrece incienso, mientras que Baltasar, el rey negro, regala mirra al recién nacido. Tras él, se puede distinguir a un personaje que monta un camello.
El pintor ha elegido el momento de la puesta de sol, para poder incluir en esta escena la luz de la estrella de Belén.
El maestro Bourdichon ha representado el establo exactamente igual que en la pintura de la Natividad. Los tres Magos llegan uno tras otro. Melchor, que le ofrece oro, ya aparece arrodillado ante el Niño; ha retirado su corona en señal de respeto y, curiosamente, aparece colgando de su brazo izquierdo. Su bello perfil de anciano tiene toda la apariencia de un auténtico retrato.
El rey Gaspar ofrece incienso, mientras que Baltasar, el rey negro, regala mirra al recién nacido. Tras él, se puede distinguir a un personaje que monta un camello.
El pintor ha elegido el momento de la puesta de sol, para poder incluir en esta escena la luz de la estrella de Belén.