Las Muy Ricas Horas del duque Jean de Berry

f. 156v, Descendimiento


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Este Descendimiento es quizás la imagen más bella de la brillante serie que realizaron los Limbourg para las Horas de la Pasión. El firmamento azul sobre el que se levantan las tres cruces otorga una singular iluminación a toda la imagen, acentuada por el variado y equilibrado cromatismo de las vestiduras de los personajes principales.

Los ladrones permanecen atados en una postura inmóvil, completamente ajena a interés de los crucificados. Subidos a unas escaleras, tres hombres descienden, en un gesto lleno de ternura y pathos, el cuerpo sin vida de Jesucristo.

Al pie de la cruz, María Magdalena, con su larga cabellera rubia extendida sobre su espalda, recuerda a las figuras de las obras de Simone Martini. Esta impresión se refuerza al considerar toda la arquitectura escénica del grupo central. A la izquierda de la Virgen, vestida humilde pero elegantemente con el tan característico azul lapislázuli, se encuentra San Juan, tendiendo sus brazos hacia Cristo en un intento de ayudar. En la parte inferior de la escena se encuentran unos niños que ya figuran en algunas miniaturas precedentes de los Limbourg. Son espectadores indiferentes, meramente curiosos, que suavizan el dramatismo de la escena. El uso de este tipo de ociosos personajes infantiles también es habitual en la obra del artista italiano Simone Martini.

 


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Este Descendimiento es quizás la imagen más bella de la brillante serie que realizaron los Limbourg para las Horas de la Pasión. El firmamento azul sobre el que se levantan las tres cruces otorga una singular iluminación a toda la imagen, acentuada por el variado y equilibrado cromatismo de las vestiduras de los personajes principales.

Los ladrones permanecen atados en una postura inmóvil, completamente ajena a interés de los crucificados. Subidos a unas escaleras, tres hombres descienden, en un gesto lleno de ternura y pathos, el cuerpo sin vida de Jesucristo.

Al pie de la cruz, María Magdalena, con su larga cabellera rubia extendida sobre su espalda, recuerda a las figuras de las obras de Simone Martini. Esta impresión se refuerza al considerar toda la arquitectura escénica del grupo central. A la izquierda de la Virgen, vestida humilde pero elegantemente con el tan característico azul lapislázuli, se encuentra San Juan, tendiendo sus brazos hacia Cristo en un intento de ayudar. En la parte inferior de la escena se encuentran unos niños que ya figuran en algunas miniaturas precedentes de los Limbourg. Son espectadores indiferentes, meramente curiosos, que suavizan el dramatismo de la escena. El uso de este tipo de ociosos personajes infantiles también es habitual en la obra del artista italiano Simone Martini.

 


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