La parte superior de esta miniatura la ocupan un total de nueve ángeles, cinco de ellos circunscritos por el arco cenital. Equipados con toda clase de instrumentos musicales y un pergamino del que se valen para transmitir cantando su importante mensaje, su función es la de anunciar a los pastores el nacimiento del Niño Jesús. Tal es la atención que ponen los Limbourg en la plasmación de la escena que incluso son reconocibles en el rollo las notas de un pentagrama. Ubicada al principio de la hora tercia, esta iluminación destaca por la viveza con que han quedado representados los pastores. La naturalidad de sus gestos, así como el detalle con que se muestran sus distintos atuendos y pertrechos, son de una modernidad realmente sorprendente para la época. La composición está inteligentemente dividida por un arroyo al que se asoman dos laderas, una de ellas poblada por un rebaño de corderos. La otra es la falda de una montaña de forma cónica, característica de las iluminaciones de los hermanos Pol, Herman y Jean Limbourg.
Como es habitual en las Très Riches Heures, los iluminadores han querido hacer figurar lugares que le eran queridos al duque de Berry. En este caso, Paul Durrieu se atreve a identificar el edificio del centro como la Torre Maubergeon de Poitiers. Si esto fuera así, el gran campanario de la derecha correspondería a la Colegiata de San Hilario.
La parte superior de esta miniatura la ocupan un total de nueve ángeles, cinco de ellos circunscritos por el arco cenital. Equipados con toda clase de instrumentos musicales y un pergamino del que se valen para transmitir cantando su importante mensaje, su función es la de anunciar a los pastores el nacimiento del Niño Jesús. Tal es la atención que ponen los Limbourg en la plasmación de la escena que incluso son reconocibles en el rollo las notas de un pentagrama. Ubicada al principio de la hora tercia, esta iluminación destaca por la viveza con que han quedado representados los pastores. La naturalidad de sus gestos, así como el detalle con que se muestran sus distintos atuendos y pertrechos, son de una modernidad realmente sorprendente para la época. La composición está inteligentemente dividida por un arroyo al que se asoman dos laderas, una de ellas poblada por un rebaño de corderos. La otra es la falda de una montaña de forma cónica, característica de las iluminaciones de los hermanos Pol, Herman y Jean Limbourg.
Como es habitual en las Très Riches Heures, los iluminadores han querido hacer figurar lugares que le eran queridos al duque de Berry. En este caso, Paul Durrieu se atreve a identificar el edificio del centro como la Torre Maubergeon de Poitiers. Si esto fuera así, el gran campanario de la derecha correspondería a la Colegiata de San Hilario.