Tanto esta miniatura como la que ilustra el encuentro de los magos fueron insertadas con posterioridad en el manuscrito, no formaban parte del plan original para las Très Riches Heures. En él ambas figuran enfrentadas, formando una especie de díptico. Como es natural, varios de personajes presentes en ésta son los mismos que en la que la acompaña, con la previsible diferencia de escenario. Con verdadero talento compositivo, los Limbourg dividen la miniatura en dos partes fundamentales, la que ocupan el belén y sus ocupantes, a la izquierda, y la de la multitud que se ha acercado para adorar al Niño Jesús, a la derecha. La representación del pesebre, cuyo tejado vuelven a atravesar los rayos divinos, es prácticamente idéntica a la de la miniatura de la Natividad. En el centro de la imagen, los tres reyes magos se acercan al Hijo de Dios con sus ofrendas. Si, tanto en esta imagen como en la que la acompaña, los Limbourg decidieron incluir el exótico detalle de los guepardos, fue porque una vez habían podido ver un ejemplar de este animal en la corte de Borgoña, regalo de Juan Galeas Visconti.
A diferencia de la representación del encuentro de los magos, la ciudad que se asoma al fondo, más allá de las colinas, no es París, sino Bourges, capital del Berry, reconocible por la presencia de la Gran Torre y la flecha de la Sainte Chapelle.
Tanto esta miniatura como la que ilustra el encuentro de los magos fueron insertadas con posterioridad en el manuscrito, no formaban parte del plan original para las Très Riches Heures. En él ambas figuran enfrentadas, formando una especie de díptico. Como es natural, varios de personajes presentes en ésta son los mismos que en la que la acompaña, con la previsible diferencia de escenario. Con verdadero talento compositivo, los Limbourg dividen la miniatura en dos partes fundamentales, la que ocupan el belén y sus ocupantes, a la izquierda, y la de la multitud que se ha acercado para adorar al Niño Jesús, a la derecha. La representación del pesebre, cuyo tejado vuelven a atravesar los rayos divinos, es prácticamente idéntica a la de la miniatura de la Natividad. En el centro de la imagen, los tres reyes magos se acercan al Hijo de Dios con sus ofrendas. Si, tanto en esta imagen como en la que la acompaña, los Limbourg decidieron incluir el exótico detalle de los guepardos, fue porque una vez habían podido ver un ejemplar de este animal en la corte de Borgoña, regalo de Juan Galeas Visconti.
A diferencia de la representación del encuentro de los magos, la ciudad que se asoma al fondo, más allá de las colinas, no es París, sino Bourges, capital del Berry, reconocible por la presencia de la Gran Torre y la flecha de la Sainte Chapelle.