El calendario juliano, instaurado por Julio César en el año 46 a. C., que siguió vigente durante toda la Edad Media, empieza en el mes de enero, a diferencia del año litúrgico que podía empezar en diferentes fechas, especialmente en la Pascua. El nombre de este mes proviene de la palabra latina januarius, en honor de Jano, dios romano de dos caras que guardaba las puertas y los cruces de los caminos, que simboliza el cambio y por tanto el nuevo año. En los calendarios de los libros de horas es habitual verlo representado ante una mesa, comiendo y bebiendo, con el objetivo de entrar en calor para poder así resistir el frío que reina en el exterior.
La decisión de representar una escena rectangular en la parte inferior llevó a Robinet Testard a recrear la escena del banquete. Jano, representado con los rasgos de un hombre de edad avanzada, está sentado a la mesa, bebiendo de una escudilla. A su alrededor se afanan diferentes personajes: dos mujeres, una de las cuales va ricamente ataviada, conversan ante la mesa; dos criados, en la parte izquierda, uno con un paño colgado al hombro y el otro que se dispone a llenar un aguamanil, también están conversando. Por una puerta, torpemente abierta en la pared, entrevemos a una criada que pone a calentar una olla de agua al fuego. La ropa, la vajilla (en especial el salero que hay sobre la mesa), así como el perro y los servidores, reflejan un estilo de vida relativamente acomodado. Al mes de enero le corresponde el signo de acuario.
Maxence Hermant
Conservador
Bibliothèque nationale de France