La pintura del folio 26v muestra los inicios de las actividades de los cultivos de cereal de invierno: trigo y centeno. En primer plano, se ve a un campesino, con un cuchillo en la cintura, guiando una grada tirada por dos caballos; junto a él, un sembrador con una talega a modo de mandil que cuelga de sus hombros llena de semillas que esparce por el campo; frente a ellos, un agricultor con un látigo en la mano derecha, sujeta la esteva con que dirige la reja del arado tirado por una yunta de caballos; varios pájaros –cornejas, entre otros, ajenos al espacio aristocrático y presentes en la realidad del campo– picotean entre los surcos de la tierra labrada. Algo más lejos, a la izquierda, un porquero en un bosque vareando una encina o un roble con una pértiga para que caigan bellotas con que alimentar la piara que lo rodea; al fondo, una granja cercada con personas fuera. Las vestiduras de los campesinos indican la llegada del tiempo frío.