Lo que sí os suplico, por vida de Dios,
es que me dejéis amar como quiera.
Si es que estoy muy loco, ya lo pagaré.
Pero, en mi opinión, nada loco estaba
(al menos en esto estoy convencido)
cuando a mi señor le rendí homenaje.
Si me veis muy loco, no sufráis por eso,
pues habré de amar, pase lo que pase,
a aquella mi rosa a quien me rendí.
[. . .]
Al oírme así, Razón se marchó
y yo me quedé pensativo y triste.
Roman de la Rose, versos 7205-7213, 7230-7231
(Ed. y trad. de Juan Victorio)
Lo que sí os suplico, por vida de Dios,
es que me dejéis amar como quiera.
Si es que estoy muy loco, ya lo pagaré.
Pero, en mi opinión, nada loco estaba
(al menos en esto estoy convencido)
cuando a mi señor le rendí homenaje.
Si me veis muy loco, no sufráis por eso,
pues habré de amar, pase lo que pase,
a aquella mi rosa a quien me rendí.
[. . .]
Al oírme así, Razón se marchó
y yo me quedé pensativo y triste.
Roman de la Rose, versos 7205-7213, 7230-7231
(Ed. y trad. de Juan Victorio)