Arabia y océano Índico
Por sus ricas miniaturas es ésta una de las cartas más bellas del Atlas Miller. El cabo Guardafui (11º 50’ N, 51º 20’ E) lleva nombre portugués en vez del de Promontorium Aromatum, pero las montañas de las inmediaciones, representadas por un dibujo, son designadas por su nombre tolemaico en latín, Elephans Mons, Monte Elefante. La carta representa el Cuerno de África y parte del mar Rojo, Arabia, el golfo Pérsico, Irán, la India con Ceilán, la costa occidental de la Península de Indochina hasta el estrecho de Malaca, y parte de la isla de Sumatra –que se repite, esta vez completa, en el mapa de Insulindia que examinaremos seguidamente–. Desde el punto de vista del rigor cartográfico se divide nítidamente en dos partes: a occidente de Ceilán, salvo algunas pequeñas imperfecciones, es bastante precisa y sólo recurre a la geografía antigua para colmar la falta de conocimiento del interior de los continentes; a partir de Coromandel, y hacia el este, es mucho más imperfecta y recurre más a la geografía de Tolomeo.
El Océano Índico aparece con dos designaciones: en la parte correspondiente al mar Arábico es designado como Mare Indicum, en la parte correspondiente al golfo de Bengala, como Pealegus Indicus (en buen latín Pelagus Indicum) como en la carta precedente. Donde aparece su nombre tolemaico es más al norte, al fondo del golfo: Sinus Gangeticus, o golfo de Ganges. El golfo Pérsico es designado como Mare Persicum, lo que puede constituir una traducción yuxtalineal del árabe Bah.r Fârîs, que algunos geógrafos medievales emplean también para designar el golfo de Omán e incluso el Índico entero. De acuerdo con el uso más corriente, pero exactamente al contrario de lo que ocurre en los mapas de Tolomeo, manuscritos o impresos, en esta época, Sinus Arabicus designa el golfo de Adén, y Rubrum Mare el mar Rojo propiamente dicho, dentro de las Puertas del Estrecho. Como es sabido, esta última designación es la traducción latina de la expresión griega Erythrà Thálassa o Erythròs Póntos, que en la Antigüedad servía generalmente para designar todo el Océano Índico.
La división del mapa en climas, el trazado del Ecuador y de los trópicos y la escala de latitudes son en todo idénticos a los de la carta precedente; sólo la escala de distancias aparece en una posición horizontal, paralela al Ecuador y no a los meridianos, pero igualmente sin graduación. Como en la carta precedente, cada división de la escala corresponde exactamente a 3/4 de grado de latitud. Pese a presentarse como una carta geográfica, conserva numerosos rasgos de las cartas náuticas en las que se inspira, especialmente las líneas de rumbo y una toponimia toda costera, sin que se registre ninguna ciudad interior más allá de las ciudades convencionales representadas en las iluminaciones. Es notorio el contraste con los mapas medievales como el de Fra Mauro, que intenta representar detalladamente todo el mundo habitable, representando, aunque no en posición correcta, ciudades como “Deli, cità grandissima”, “Bisenegal” (Vijayanagar, hoy Hampi, en el interior de Decán, a 15º 20’ N, 76º 30’ E), “Peligondi” (Penukonda o Penagonda, un poco más al sur, a 14º 5’ N, 77º 38’ E), Sultanpur, junto a Lahora, etc., a pesar de que, por los años 1515, Delhi era ya descrita por Duarte Barbosa y Tomé Pires, y Vijayanagar había sido visitada por embajadas portuguesas.
Las miniaturas distribuidas por el océano representan embarcaciones musulmanas o portuguesas, las primeras en la parte superior del mapa, más junto a las costas, las segundas desde el paralelo 5º N hacia el sur, y por lo tanto en alta mar. Los navíos portugueses son todos naves de alto bordo, paño redondo y Cruz de Cristo en las velas; las embarcaciones islámicas son, al contrario, de diversos tipos, unas de un mástil, otras de dos, de bajo bordo y espolón saliente, recordando fustas o galeras, otras de paño redondo, recordando barineles o naos; a la entrada del golfo de Bengala aparece una nave de siete mástiles, con proa y popa acastilladas, de timón lateral doble y sin codaste, armada de espolón, que pretende sin duda representar un gran junco malayo.
Luís Filipe Thomaz
Director del Instituto de Estudios Orientales de la Universidad Católica Portuguesa
(Fragmento del libro de estudio Atlas Miller)