El Cordero, muy parecido al de la apertura de los cuatro primeros sellos (f. 70v) preside esta miniatura, dividida por franjas de plata en cuatro registros de tamaño desigual. En el segundo, un ángel marca el eje de simetría a la vez que separa a los cuatro seres vivientes, dispuestos por parejas contrapuestas: san Mateo, con rasgos humanos, y san Marcos, de león, a la izquierda; san Lucas, con aspecto de buey, y san Juan, de águila, a la derecha. Los libros que sostienen son sus respectivos evangelios.
La multitud de los elegidos llena los siguientes registros. Doce hombres, nimbados, con ropas de corte clásico, hacen gestos de diálogo y señalan hacia arriba, al Cordero.
Destaca la multitud de personajes heterogéneos de la franja inferior de la miniatura. El centro lo ocupa la figura de un obispo con báculo y mitra, bendiciendo, flanqueado por dos reyes, un abad tonsurado, dos monjes y hombres y mujeres menos identificados. Es una representación de todos los seres del mundo: aparecen caracterizados mediante sus indumentarias, que indican el estamento social al que pertenecen. En el extremo derecho aparecen un pobre vestido con pieles y probablemente un peregrino.
Carlos Miranda García-Tejedor
Doctor en Historia
(Fragmento del libro de estudio Beato de Arroyo)
El Cordero, muy parecido al de la apertura de los cuatro primeros sellos (f. 70v) preside esta miniatura, dividida por franjas de plata en cuatro registros de tamaño desigual. En el segundo, un ángel marca el eje de simetría a la vez que separa a los cuatro seres vivientes, dispuestos por parejas contrapuestas: san Mateo, con rasgos humanos, y san Marcos, de león, a la izquierda; san Lucas, con aspecto de buey, y san Juan, de águila, a la derecha. Los libros que sostienen son sus respectivos evangelios.
La multitud de los elegidos llena los siguientes registros. Doce hombres, nimbados, con ropas de corte clásico, hacen gestos de diálogo y señalan hacia arriba, al Cordero.
Destaca la multitud de personajes heterogéneos de la franja inferior de la miniatura. El centro lo ocupa la figura de un obispo con báculo y mitra, bendiciendo, flanqueado por dos reyes, un abad tonsurado, dos monjes y hombres y mujeres menos identificados. Es una representación de todos los seres del mundo: aparecen caracterizados mediante sus indumentarias, que indican el estamento social al que pertenecen. En el extremo derecho aparecen un pobre vestido con pieles y probablemente un peregrino.
Carlos Miranda García-Tejedor
Doctor en Historia
(Fragmento del libro de estudio Beato de Arroyo)