Transcurridos los mil años, el gran Dragón bermejo, que es Satanás, es liberado del abismo, representado aquí por la enorme boca animalesca que se ve en el ángulo inferior izquierdo. Él reúne a las naciones para atacar la ciudad de los santos. El Dragón y sus huestes se aproximan desde la izquierda para asediar la ciudad, dentro de cuyas murallas se ve a una multitud de gente y ante las cuales se combate ya. Del cielo descienden llamas para destruir a las huestes del Dragón y a aquellos de sus seguidores que se encuentran a las puertas de la ciudad. La iconografía es casi idéntica, en las posturas y el agrupamiento de las figuras, en las armas y las formas arquitectónicas, a la del modelo inglés. La escena se desarrolla delante de un fondo oscuro diapreado, y la banda lateral que enlaza las iniciales de los textos de abajo remata en frondas que salen del cuerpo de seres híbridos.
“Y cuando fueren acabados los mil años, será desatado Satanás, y saldrá de su cárcel, y engañará las gentes que están en los cuatro ángulos de la tierra, a Gog y a Magog, y los congregará para batalla, cuyo número es como la arena del mar. Y subieron sobre la anchura de la tierra, y cercaron los reales de los Santos y la ciudad amada. Y Dios hizo descender fuego del cielo, y los tragó”. (Ap 20, 7-9)