Juan se asoma a un ventanuco abierto en el marco para contemplar la visión del derramamiento de la copa del segundo ángel en el mar, que se convierte en sangre, causando la muerte de cuantos se hallaban en él. Bajo nubes grises, un barco se hunde, rodeado por los que se ahogan en las aguas rojas, cuyo color contrasta con el fondo diapreado en verde oscuro.
“Y el segundo ángel derramó su copa sobre la mar, y se tornó sangre como de un muerto; y murió en la mar toda alma viviente". (Ap 16, 3)