Gran parte de la miniatura está ocupada por relámpagos y enormes granizos blancos. La alianza de Dios con la humanidad es simbolizada con los arcoiris que salen del templo, en la parte superior de la imagen. A la izquierda del templo, yace la mujer en un lecho de rayos dorados. Apoya sus pies en la luna, también dorada, mientras que sobre su corona de oro destacan doce estrellas blancas. Está entregando a su hijo a un ángel, para protegerlo del feroz dragón de siete cabezas, pintado con un rojo vivísimo. El monstruo entra en combate con el arcángel san Miguel y sus ángeles, que serán derrotados.
Perseguida por el dragón, la mujer es dotada de alas para que pueda refugiarse en el desierto. El dragón, que es en realidad Satanás, lanza un torrente de agua de sus fauces para ahogar a la mujer, que se salva al abrirse la tierra y absorber toda el agua.
Gran parte de la miniatura está ocupada por relámpagos y enormes granizos blancos. La alianza de Dios con la humanidad es simbolizada con los arcoiris que salen del templo, en la parte superior de la imagen. A la izquierda del templo, yace la mujer en un lecho de rayos dorados. Apoya sus pies en la luna, también dorada, mientras que sobre su corona de oro destacan doce estrellas blancas. Está entregando a su hijo a un ángel, para protegerlo del feroz dragón de siete cabezas, pintado con un rojo vivísimo. El monstruo entra en combate con el arcángel san Miguel y sus ángeles, que serán derrotados.
Perseguida por el dragón, la mujer es dotada de alas para que pueda refugiarse en el desierto. El dragón, que es en realidad Satanás, lanza un torrente de agua de sus fauces para ahogar a la mujer, que se salva al abrirse la tierra y absorber toda el agua.