San Juan observa cómo el dragón rojo entrega a la bestia de las siete cabezas surgida del mar el cetro del mundo, símbolo del poder. La bestia parece un león, pero tiene zarpas de oso. A la derecha, la bestia lidera a sus ejércitos, fuertemente armados, en la lucha contra los santos.
En la parte inferior izquierda de la miniatura aparece otra bestia que surge de un agujero en la tierra. Es el falso profeta que convence a un grupo de hombres para adorar a la bestia surgida del mar. El falso profeta puede obrar milagros y, de hecho, causa una lluvia de fuego que cae sobre la bestia del mar y sus adoradores.