«Aquí el faraón hace vestir a José con ricas vestiduras y lo hace subir a un carro de oro y lo hace adorar por su gente y le entrega el cuidado de su tierra. Aquí viene José y hace llenar los grandes graneros de su señor de trigo los siete años. Los otros siete años muestran que el trigo no está ya y eso lo entristece».
La imagen es más rica que el texto. El faraón nombra a José gobernador de Egipto; le ofrece un anillo con un sello, y hace que le entreguen una hermosa túnica y que el pueblo lo adore tras hacerlo subir a un carro de gala, aquí un carro de dos ruedas tirado por dos caballos grises. Según Casiodoro, José habría inaugurado la función de «prefecto del pretorio», cuyo principal atributo era un carpentum, una carroza de cuatro ruedas tirada primero por cuatro caballos y, luego, por bueyes, de ahí la leyenda de los reyes holgazanes. La importancia de ese carro de gala ha sido siempre puesta de relieve en la iconografía tardo-antigua y medieval, aunque esas carrozas, mal comprendidas, tomen a menudo el aspecto de un rústico carro. José ordena a continuación que los graneros se llenen de gavillas de trigo, luego señala tristemente las secas espigas de los siete años malos. En las dos Biblias de Viena, José en su carro es la representación del Cristo de la Ascensión, y José haciendo provisión de trigo la de Cristo en busto apareciéndose a sus discípulos en Pentecostés. La Biblia de Nápoles utiliza el esquema de Pentecostés, pero lo asocia a José haciendo provisión de hermosas gavillas. Se deja de lado la Ascensión y se reemplaza por una curiosa figura del Padre, en busto, tendiendo una hermosa túnica verde a Cristo, que recibe el homenaje de dos devotos arrodillados. La glosa de Nápoles es, sin embargo, parecida a la de la Biblia francesa de Viena. En ninguno de estos dos manuscritos, la mención de «Jesús vestido por el Padre con la hermosa carne de la Virgen» fue ilustrada. Por lo que se refiere a las magras espigas que señala José, en la Biblia de Nápoles, son la gente malvada que señala Cristo; los aflige y estos mueren de hambre. Esa gente malvada que son los judíos en la Biblia latina de Viena no está acompañada, detrás de Cristo, por los egipcios, convertidos en el pueblo de Dios. En las Biblias en tres volúmenes se percibe la influencia de las Biblias de Viena, por la donación del carro y la reserva de trigo durante los años crasos, la Ascensión y el Pentecostés. Las malas espigas que José muestra al faraón y a su pueblo son de nuevo los judíos y los usureros que Cristo, sentado en una nube, con el costado descubierto, destina a las fauces del Infierno (T I, f. 22r). Es evidente que el autor de este folio en el modelo perdido de la Biblia de Nápoles no tenía ante sus ojos la Biblia francesa de Viena, ni ninguna otra. El guión que se nos propone, tan aproximado como el de los dos folios anteriores, es fruto de un ensamblaje elaborado a partir de un dosier preparatorio común, un lote de figura y de imágenes en estado de esbozo y un lote de textos, todo ello en cuadernos separados, o incluso, como había hecho Blaise Pascal con los fragmentos de sus Pensamientos, en pedazos de pergamino unidos por un hilo.
Yves Christe
Universidad de Ginebra
Marianne Besseyre
Centro de Investigación de Manuscritos Iluminados, Bibliothèque nationale de France
(Fragmento del libro de estudio Biblia moralizada de Nápoles)
«Aquí el faraón hace vestir a José con ricas vestiduras y lo hace subir a un carro de oro y lo hace adorar por su gente y le entrega el cuidado de su tierra. Aquí viene José y hace llenar los grandes graneros de su señor de trigo los siete años. Los otros siete años muestran que el trigo no está ya y eso lo entristece».
La imagen es más rica que el texto. El faraón nombra a José gobernador de Egipto; le ofrece un anillo con un sello, y hace que le entreguen una hermosa túnica y que el pueblo lo adore tras hacerlo subir a un carro de gala, aquí un carro de dos ruedas tirado por dos caballos grises. Según Casiodoro, José habría inaugurado la función de «prefecto del pretorio», cuyo principal atributo era un carpentum, una carroza de cuatro ruedas tirada primero por cuatro caballos y, luego, por bueyes, de ahí la leyenda de los reyes holgazanes. La importancia de ese carro de gala ha sido siempre puesta de relieve en la iconografía tardo-antigua y medieval, aunque esas carrozas, mal comprendidas, tomen a menudo el aspecto de un rústico carro. José ordena a continuación que los graneros se llenen de gavillas de trigo, luego señala tristemente las secas espigas de los siete años malos. En las dos Biblias de Viena, José en su carro es la representación del Cristo de la Ascensión, y José haciendo provisión de trigo la de Cristo en busto apareciéndose a sus discípulos en Pentecostés. La Biblia de Nápoles utiliza el esquema de Pentecostés, pero lo asocia a José haciendo provisión de hermosas gavillas. Se deja de lado la Ascensión y se reemplaza por una curiosa figura del Padre, en busto, tendiendo una hermosa túnica verde a Cristo, que recibe el homenaje de dos devotos arrodillados. La glosa de Nápoles es, sin embargo, parecida a la de la Biblia francesa de Viena. En ninguno de estos dos manuscritos, la mención de «Jesús vestido por el Padre con la hermosa carne de la Virgen» fue ilustrada. Por lo que se refiere a las magras espigas que señala José, en la Biblia de Nápoles, son la gente malvada que señala Cristo; los aflige y estos mueren de hambre. Esa gente malvada que son los judíos en la Biblia latina de Viena no está acompañada, detrás de Cristo, por los egipcios, convertidos en el pueblo de Dios. En las Biblias en tres volúmenes se percibe la influencia de las Biblias de Viena, por la donación del carro y la reserva de trigo durante los años crasos, la Ascensión y el Pentecostés. Las malas espigas que José muestra al faraón y a su pueblo son de nuevo los judíos y los usureros que Cristo, sentado en una nube, con el costado descubierto, destina a las fauces del Infierno (T I, f. 22r). Es evidente que el autor de este folio en el modelo perdido de la Biblia de Nápoles no tenía ante sus ojos la Biblia francesa de Viena, ni ninguna otra. El guión que se nos propone, tan aproximado como el de los dos folios anteriores, es fruto de un ensamblaje elaborado a partir de un dosier preparatorio común, un lote de figura y de imágenes en estado de esbozo y un lote de textos, todo ello en cuadernos separados, o incluso, como había hecho Blaise Pascal con los fragmentos de sus Pensamientos, en pedazos de pergamino unidos por un hilo.
Yves Christe
Universidad de Ginebra
Marianne Besseyre
Centro de Investigación de Manuscritos Iluminados, Bibliothèque nationale de France
(Fragmento del libro de estudio Biblia moralizada de Nápoles)