Este salmo narra la piedad de Dios y la protección que dispensa al salmista en vida. La mano de Dios bendice desde las nubes al salmista sentado (v. 1, Dominus reget me et nichil michi deerit // El Señor me gobierna y nada necesito). El salmista permanece sentado sujetando una copa de grandes dimensiones delante de una mesa en la que hay dispuesta comida y bebida (v. 5, Parasti in conspectu meo mensam, adversus eos qui tribulant me [...] et calix meus inebrians // Has puesto una mesa ante mí, contra los que me afligen [...] y mi cáliz que me embriaga), mientras, tras él, un ángel sostiene una vara y unge su cabeza con aceite (v. 4, Nam [Iam] et si ambulavero in medio umbre mortis, non timebo mala quoniam tu mecum es. Virga tua et baculus tuus, ipsa me consolata sunt // Pues aunque haya de caminar en medio de la sombra de la muerte, no temeré a nada pues estarás conmigo. Tu barra y tu bastón me han reconfortado; v. 5, Impinguasti in oleo caput meum // Has ungido mi cabeza con aceite). Detrás de este personaje, debajo a la derecha, tres hombres le están lanzando flechas (v. 5, eos qui tribulant me // los que me afligen). A la izquierda enfrente del salmista, hay una iglesia con un altar y una lámpara (v. 6, Ut inhabitem in domo Domini in longitudinem dierum // Y en la casa del Señor moraré durante largos días), cabras, ganado vacuno y ovejas en un paisaje junto a un río (v. 2, In loco pascue ibi me collocavit. Super aquam refectionis educavit me. Animam meam convertit // Me ha colocado en tierras de pasto. Me ha llevado junto a aguas que me aliviarán. Ha convertido mi alma). El trazado del paisaje encuadra las diferentes partes de la ilustración. Al igual que en otras ilustraciones, esta forma de delimitar y dividir las escenas también separa a los del lado del bien, el salmista y el ángel, de los malvados, representados por los hombres lanzando flechas.
Este salmo narra la piedad de Dios y la protección que dispensa al salmista en vida. La mano de Dios bendice desde las nubes al salmista sentado (v. 1, Dominus reget me et nichil michi deerit // El Señor me gobierna y nada necesito). El salmista permanece sentado sujetando una copa de grandes dimensiones delante de una mesa en la que hay dispuesta comida y bebida (v. 5, Parasti in conspectu meo mensam, adversus eos qui tribulant me [...] et calix meus inebrians // Has puesto una mesa ante mí, contra los que me afligen [...] y mi cáliz que me embriaga), mientras, tras él, un ángel sostiene una vara y unge su cabeza con aceite (v. 4, Nam [Iam] et si ambulavero in medio umbre mortis, non timebo mala quoniam tu mecum es. Virga tua et baculus tuus, ipsa me consolata sunt // Pues aunque haya de caminar en medio de la sombra de la muerte, no temeré a nada pues estarás conmigo. Tu barra y tu bastón me han reconfortado; v. 5, Impinguasti in oleo caput meum // Has ungido mi cabeza con aceite). Detrás de este personaje, debajo a la derecha, tres hombres le están lanzando flechas (v. 5, eos qui tribulant me // los que me afligen). A la izquierda enfrente del salmista, hay una iglesia con un altar y una lámpara (v. 6, Ut inhabitem in domo Domini in longitudinem dierum // Y en la casa del Señor moraré durante largos días), cabras, ganado vacuno y ovejas en un paisaje junto a un río (v. 2, In loco pascue ibi me collocavit. Super aquam refectionis educavit me. Animam meam convertit // Me ha colocado en tierras de pasto. Me ha llevado junto a aguas que me aliviarán. Ha convertido mi alma). El trazado del paisaje encuadra las diferentes partes de la ilustración. Al igual que en otras ilustraciones, esta forma de delimitar y dividir las escenas también separa a los del lado del bien, el salmista y el ángel, de los malvados, representados por los hombres lanzando flechas.