La ilustración de este manuscrito fue realizada en dos épocas distintas:
Canterbury, c. 1200: 184 páginas. Esta primera parte sigue el programa iconográfico del Salterio de Utrecht. Comienza con lo que Leroquais llamó prólogo del Salterio: 8 miniaturas extraordinarias a página entera. Siguen 52 fascinantes miniaturas de tamaño aprox. 15 x 32 cm. (ancho de página) al inicio de cada salmo. La mayoría de las páginas tienen iniciales decoradas.
Cataluña, c. 1340: a partir de la página 185 se encuentran 46 miniaturas del ancho de la página y de 15 a 25 cm. de altura, enmarcadas en colores vivos, y divididas en dos o tres registros a su vez compuestos de dos o tres compartimentos (son escasas las de una composición: páginas 328 y 340).
Las miniaturas de las páginas 144, 146, 160, 162, 164 y 172 también son obra de Ferrer Bassa, aunque estas son de estilo un tanto diferente; pudieron ser pintadas por el artista catalán sobre un bosquejo que el pintor inglés dejó sin terminar (a tenor de la composición, de la iconografía según el modelo del Salterio de Utrecht, y de los factores estilísticos y técnicos: drapeados, empleo de un azul real sostenido que más tarde desaparece... las letras decoradas de estos folios son todas del miniaturista inglés). A partir de la página 185 encontramos una gran libertad iconográfica tanto en la interpretación tipológica de los salmos como de las profecías del Nuevo Testamento.
Las miniaturas presentan fondos de color carmín con filigranas de oro, o fondos de oro bruñido.
28 iniciales historiadas (por lo general un rey, un personaje rezando, Cristo o la Virgen con el Niño) sobre fondo carmín y filigrana de oro.
190 letras ornamentadas sobre fondo dorado (por lo general 2 al inicio de cada salmo, y dos más pequeñas al inicio de las oraciones finales) con decoración vegetal.
En la ilustración de esta segunda parte, se aprecia en algunas pinturas la participación de varios artistas catalanes de un mismo taller. Los motivos y detalles arquitectónicos, vegetales, las vestimentas, y la gama empleada son muy homogéneos. Hay, sin embargo, algunas variaciones estilísticas que dejan ver la participación de varios artistas.
El manuscrito, inacabado, pasó poco después de su realización a Cataluña. Al principio se encuentra una larga oración en latín copiada por una mano catalana (s. XIV-XV). Con toda seguridad, Pedro el Ceremonioso fue el comitente de la parte pintada por Ferrer Bassa.
Más tarde el códice enriqueció el tesoro de la biblioteca de Jean de Berry, según un inventario de libros y joyas del duque. Es posible que formara parte de los 78 manuscritos vendidos en 1511 por Charles Croy a la primera mujer bibliófila de la historia, Margarita de Austria, regente de los Países Bajos. Cuando llegó a París, el manuscrito tenía una encuadernación en terciopelo verde, lo que permite seguir su pista en los distintos inventarios de Margarita de Austria (de 1516 y 1523).
Pasó, junto con la mayoría de libros de Margarita de Austria, a su sobrina María de Hungría, hermana de Carlos V. Tras la muerte de la reina de Hungría, ingresa en los fondos generales de la biblioteca de los Borgoña, en Bruselas. Figura en el inventario realizado en 1615-1617 para los archiduques Alberto e Isabel. El manuscrito pasó de la biblioteca de Bruselas a París en 1796. La encuadernación de Napoleón I fue realizada en 1809.