El salmo introduce el tema de la construcción del templo, aludida en el título, mediante los versos de alabanza a la Divinidad que integran los primeros versículos. A continuación se exhorta al cántico y se pide que la gloria de Dios y las maravillas que se desprenden de su grandeza sean anunciadas a todos. La única y gran imagen que resuelve la representación de estos contenidos nos muestra la construcción de una ciudad fortificada y de su templo principal, situado en uno de sus flancos (v. 6, Confessio, et pulchritudo in conspectu ejus: sanctimonia, et magnificentia in sanctifictione ejus // Alabanza, y hermosura delante de él: santidad, y magnificencia en su santuario). Se reiteran aquí los aspectos básicos de diseño arquitectónico que hemos visto aplicados a lo largo del libro, pero ahora la actividad que ofrece la ciudad es mucho mayor. El templo, todavía sin cubierta en la zona de la nave, muestra en uso el espacio donde se ubican el altar y el tabernáculo, haciéndose eco de su importancia y necesaria funcionalidad (v. 9, Adorate Domino in atrio sancto ejus // Adorad al Señor en su átrio santo). Los operarios trabajan sin cesar, ofreciendo una visión de los quehaceres y la subdivisión de los trabajos entre los constructores medievales. De todos los trabajos con poleas, escaleras, cestos, martillos, azadones, ladrillos y argamasa, quedan libres tres reyes, dos de edad avanzada y un tercero mucho más joven. Los monarcas que han entablado diálogo y gesticulan con sus manos pueden ser una representación de los pueblos de la Tierra, a quien, según el salmo, Dios anuncia sus maravillas (v. 10, Dicite in gentibus, quia Dominus regnavit.// Decid en las naciones, que el Señor reinó.). Después del cautiverio, el templo y la ciudad son reconstruidos (Esdr 3-4).
El salmo introduce el tema de la construcción del templo, aludida en el título, mediante los versos de alabanza a la Divinidad que integran los primeros versículos. A continuación se exhorta al cántico y se pide que la gloria de Dios y las maravillas que se desprenden de su grandeza sean anunciadas a todos. La única y gran imagen que resuelve la representación de estos contenidos nos muestra la construcción de una ciudad fortificada y de su templo principal, situado en uno de sus flancos (v. 6, Confessio, et pulchritudo in conspectu ejus: sanctimonia, et magnificentia in sanctifictione ejus // Alabanza, y hermosura delante de él: santidad, y magnificencia en su santuario). Se reiteran aquí los aspectos básicos de diseño arquitectónico que hemos visto aplicados a lo largo del libro, pero ahora la actividad que ofrece la ciudad es mucho mayor. El templo, todavía sin cubierta en la zona de la nave, muestra en uso el espacio donde se ubican el altar y el tabernáculo, haciéndose eco de su importancia y necesaria funcionalidad (v. 9, Adorate Domino in atrio sancto ejus // Adorad al Señor en su átrio santo). Los operarios trabajan sin cesar, ofreciendo una visión de los quehaceres y la subdivisión de los trabajos entre los constructores medievales. De todos los trabajos con poleas, escaleras, cestos, martillos, azadones, ladrillos y argamasa, quedan libres tres reyes, dos de edad avanzada y un tercero mucho más joven. Los monarcas que han entablado diálogo y gesticulan con sus manos pueden ser una representación de los pueblos de la Tierra, a quien, según el salmo, Dios anuncia sus maravillas (v. 10, Dicite in gentibus, quia Dominus regnavit.// Decid en las naciones, que el Señor reinó.). Después del cautiverio, el templo y la ciudad son reconstruidos (Esdr 3-4).