El Libro de la Revelación, iluminado a la manera de los antiguos calígrafos.
Alcaíns decide retomar la extinguida tradición de iluminar libros. Fascinado por los Beatos de Fernando I, San Andrés de Arroyo, San Pedro de Cardeña, Santo Domingo de Silos... opta por la continuidad: «Yo únicamente he elegido ser un seguidor de todos ellos, distanciado en el tiempo, pero no demasiado en la concepción de esta pintura de colores planos, contrastados, de líneas nítidas y bandas irreales. Ahí quedan sus páginas.»
Javier Alcaíns
«Este hermosísimo códice es fruto del entusiasmo, por lo tanto sin explicación intelectual, como toda gran pasión. Alcaíns me envió su interpretación de la Fábula de Polifemo y Galatea, de Don Luis de Góngora. Nada más verlo me acordé del bibliotecario de El nombre de la rosa –Alcaíns es bibliotecario– y le encargué que con el mismo apasionamiento de que dispusieron los iluminadores de los Beatos medievales crease el Beato del 2000.»
Manuel Moleiro