Bordeada por un sencillo marco plano de oro, como en la pintura anterior, la segunda miniatura del manuscrito muestra a la reina de rodillas sobre un rico cojín de damasco o brocado de pelo rico borgoña rematado con borlas doradas junto a un reclinatorio cubierto de la misma tela, esto es, terciopelo de seda labrado con un diseño de granadas –motivo que, en líneas generales, significa la unión, ya sea, en este caso, del reino de Francia y del ducado de Bretaña o la de la Iglesia–, encima del cual hay un libro, quizá de horas. La reina mira hacia la pintura que se encuentra en el folio opuesto y que muestra a Cristo muerto sobre el regazo de santa María. Ana de Bretaña viste siguiendo la tradición francesa, esto es, una camisa o alcandora de manga larga de fina tela de Holanda, cuyo cabezón ricamente labrado se muestra por debajo del escote de la saya a la francesa propiamente dicha.
Bordeada por un sencillo marco plano de oro, como en la pintura anterior, la segunda miniatura del manuscrito muestra a la reina de rodillas sobre un rico cojín de damasco o brocado de pelo rico borgoña rematado con borlas doradas junto a un reclinatorio cubierto de la misma tela, esto es, terciopelo de seda labrado con un diseño de granadas –motivo que, en líneas generales, significa la unión, ya sea, en este caso, del reino de Francia y del ducado de Bretaña o la de la Iglesia–, encima del cual hay un libro, quizá de horas. La reina mira hacia la pintura que se encuentra en el folio opuesto y que muestra a Cristo muerto sobre el regazo de santa María. Ana de Bretaña viste siguiendo la tradición francesa, esto es, una camisa o alcandora de manga larga de fina tela de Holanda, cuyo cabezón ricamente labrado se muestra por debajo del escote de la saya a la francesa propiamente dicha.