Las escenas en esta página son mucho más fáciles de interpretar que las anteriores, por ser menos creativas y mucho más tradicionales. La imagen principal, situada debajo de una figura radiante de Dios en busto bendiciendo lo que sucede en la tierra, es, de hecho, una natividad construida como muchas otras. La escena se ubica bajo techo, tal vez en una granja que alberga una habitación aislada por una cortina verde con los pliegues bien marcados y por donde asoma un ángel. En el centro, un murete de ramas conforma un círculo en torno al niño Jesús, desnudo, acostado en el suelo y envuelto en luz. Delante de él se arrodillan, con las manos unidas en oración, María y José, reconocible por su atuendo de peregrino; el asno y el buey parecen pensativos y atentos a la escena, así como los dos ángeles que se encuentran detrás. Al fondo de todo, se representa un castillo. En los márgenes laterales, varios ángeles enmarcan esta natividad: uno solo a la izquierda, tocando el arpa, y seis a la derecha, repartidos en tres niveles: en lo alto, tres ángeles cantores que sostienen una partitura, acompañados, en el centro, por otro ángel que toca el órgano y un ayudante, mientras que debajo un último ángel toca la viola de arco.
Entre las dos miniaturas, la D capitular decorada de Deus in adjutorium meum intende («Dios, acude en mi auxilio»), palabras que durante siglos se han entonado para iniciar el oficio religioso celebrado en latín.
La miniatura inferior es también fácilmente identificable: desde el cielo estrellado, un ángel que porta una filacteria anuncia la encarnación a los pastores, en este caso un pastor y una pastora que tienen a su cargo seis corderos blancos y dos negros. Los márgenes están decorados no solo con matas floridas y ramas ornamentales, como es habitual en las páginas pintadas de este libro de horas, sino también, en esta ocasión, con los ángeles músicos ya tratados.
Las escenas en esta página son mucho más fáciles de interpretar que las anteriores, por ser menos creativas y mucho más tradicionales. La imagen principal, situada debajo de una figura radiante de Dios en busto bendiciendo lo que sucede en la tierra, es, de hecho, una natividad construida como muchas otras. La escena se ubica bajo techo, tal vez en una granja que alberga una habitación aislada por una cortina verde con los pliegues bien marcados y por donde asoma un ángel. En el centro, un murete de ramas conforma un círculo en torno al niño Jesús, desnudo, acostado en el suelo y envuelto en luz. Delante de él se arrodillan, con las manos unidas en oración, María y José, reconocible por su atuendo de peregrino; el asno y el buey parecen pensativos y atentos a la escena, así como los dos ángeles que se encuentran detrás. Al fondo de todo, se representa un castillo. En los márgenes laterales, varios ángeles enmarcan esta natividad: uno solo a la izquierda, tocando el arpa, y seis a la derecha, repartidos en tres niveles: en lo alto, tres ángeles cantores que sostienen una partitura, acompañados, en el centro, por otro ángel que toca el órgano y un ayudante, mientras que debajo un último ángel toca la viola de arco.
Entre las dos miniaturas, la D capitular decorada de Deus in adjutorium meum intende («Dios, acude en mi auxilio»), palabras que durante siglos se han entonado para iniciar el oficio religioso celebrado en latín.
La miniatura inferior es también fácilmente identificable: desde el cielo estrellado, un ángel que porta una filacteria anuncia la encarnación a los pastores, en este caso un pastor y una pastora que tienen a su cargo seis corderos blancos y dos negros. Los márgenes están decorados no solo con matas floridas y ramas ornamentales, como es habitual en las páginas pintadas de este libro de horas, sino también, en esta ocasión, con los ángeles músicos ya tratados.