El arcángel Gabriel, que aún mantiene desplegadas sus espectaculares alas de brillantes colores, desciende ante María para transmitirle la buena nueva. Santa María, con un manto de intenso color azul ultramar, está arrodillada, conforme al modelo creado por Giotto. La Virgen aparece como modelo de piedad para el espectador, representada también como un reflejo de las prácticas devotas contemporáneas. Posa ligeramente su mano izquierda sobre el hombro, mostrando su azoramiento; su cabeza se dirige levemente hacia el ángel, con los ojos bajos, subrayando su humildad, cualidad reforzada al encontrarse de rodillas. Sobre ella, planea el Espíritu Santo, bajo la forma de paloma, de cuyo cuerpo irradia una gran luminosidad circular que rodea, como un nimbo, la cabeza de la Virgen. El arte medieval recoge la representación de la tercera Persona de la Trinidad desde el siglo.
En este caso, el artista ha creado una imagen de una belleza y una elegancia exquisitas.
Para resaltar la importancia de la escena, dos ángeles sostienen una amplia tela verde forrada, al modo de un baldaquín, proporcionando un aspecto regio de brocado dorado, formando un bordado de tres granadas unidas –nueva alusión trinitaria y símbolo clásico de la vida eterna–.
Algunos objetos que rodean a María hacen referencia a su perpetua virginidad, como el jarro de cerámica italiana azul y blanca con una vara de azucenas y la bolsa cerrada. El vano redondo cubierto por un cristal sobre la puerta podría considerarse como otro símbolo de virginidad.
La posición de los dos personajes principales, la Virgen y el arcángel, corresponde a la ya aparecida en el arte italiano de principios del siglo, como en la Anunciación de Giotto (1305) del arco triunfal de la Capilla Scrovegni de Padua. Bajo influencia del misticismo, Santa María se muestra con aspecto tierno, gracioso y bello.
La Anunciación suele ser la escena que da inicio al pequeño oficio de la Virgen en los libros de horas. Las letras doradas que salen de la boca del arcángel Gabriel incitan al devoto a la oración y le ayudan a alcanzar una intensa intimidad espiritual con la Madre de Dios.