«Existe otra especie de pulmonaria, muy distinta de la que nace en los viejos troncos de árbol; esta crece en lugares umbrosos, con unas hojas muy parecidas a las de la borraja, ásperas, pelosas y manchadas de blanco, con un sabor idéntico al de la borraja. A comienzos de primavera sale el tallo, en cuya parte superior brotan unas flores violáceas, muy parecidas a las de la cinoglosa vulgar. Los herbolarios experimentados atribuyen también a esta hierba la propiedad, no mediocre, de hacer cicatrizar las úlceras de pulmón {úlceras del pulmón, en rojo en el margen izquierdo}. A propósito de esto, Giuliano da Marostica, expertísimo médico trevisano, me aseguró haberla probado en repetidas ocasiones, con resultados extraordinarios, contra la expectoración de sangre {expectoración de sangre, en rojo en el margen izquierdo}. Se pone a cocer hasta que se reduce a la mitad y su cocimiento se da a beber con azúcar, o se administra el propio jugo preparado con azúcar. Para todo ello son de utilidad las hojas y las flores; cocida de cualquier modo, aliviará los tísicos {ms.: «quienes sufren de tisis», con tisis en rojo en el margen izquierdo} que la tomen. Esto es lo que dice Mattioli» (f. 27v).
Vive en bosques caducifolios dispersa por casi toda Italia, de donde es endémica. Es especie muy próxima a Pulmonaria officinalis, planta oficinal o de botica. Esta contiene mucílago, taninos y saponinas. Su cocimiento endulzado y tomado ablanda catarros y bronquitis. En tiempos pasados se utilizaba para curar la pulmonía y la tuberculosis, como ya indica el autor. La especie considerada tiene los mismos efectos. Sin duda indujo a su uso el parecido de sus hojas con el tejido pulmonar, según la teoría de las signaturas. Sus flores de color rosa intenso viran enseguida al violeta o azulado según se aprecia en la representación del autor; sus hojas tiernas se toman como verdura.
Ramón Morales
Real Jardín Botánico de Madrid
(Fragmento del libro de estudio del Dioscórides de Cibo y Mattioli)