«El pie de león, que algunos llaman alquimila y otros estelaria, es una planta que crece, sobre todo, en prados de montaña. Sus hojas se parecen mucho a las de la malva, pero son más duras, más nervadas y rugosas; los lóbulos, que suelen ser ocho aunque en ocasiones pueden ser menos, son mucho más vistosos y todos dentados, de tal modo que, cuando las hojas están bien abiertas, semejan una estrella. El tallo crece hasta la altura de un palmo y a menudo más; parten de este numerosos ramúsculos en cuyo extremo se abren unas flores que parecen estrellas, de un color verde tendente al amarillo y muy menudas. La raíz es del grosor de un dedo y puede alcanzar una longitud superior al palmo y medio. Brota en mayo y florece en junio. Resulta utilísima para cicatrizar las heridas, tanto internas como externas, de aquí que los cirujanos alemanes a menudo se sirvan de ella en la preparación de bebedizos para las heridas mortales y los intestinos, así como para las fístulas. El polvo de la planta desecada, si se bebe con agua destilada de la planta fresca o con un cocimiento de esta desecada, sana las hernias intestinales de los niños. Una cucharada de este mismo polvo, diluido con vino o caldo y administrado durante quince o veinte días, se da con no poco provecho a las mujeres estériles cuando la lubricidad de los humores impide que el semen se adhiera al útero. Su destilado, bebido primero y luego aplicado en las partes genitales, detiene la leucorrea; si continúa tomándose, estrecha la vagina de tal modo que hace pasar por vírgenes a las mujeres que no lo son, sobre todo si durante varios días se sientan encima de su cocimiento. Los paños de tela mojados en agua y aplicados sobre los senos hacen que se retraigan, de suerte que se tornan redondos y turgentes» (f. 121v).
Vive en lugares frescos en el norte y zonas de montaña en España, norte de Italia, Francia, Gran Bretaña y Europa. La identificación de las especies dentro de este género es muy complicada, por los caracteres diferenciales a veces tan poco claros. Contiene aceite esencial, glucósidos, taninos, amargos y trazas de ácido salicílico. El cocimiento de sus hojas y flores es eficaz contra las hemorragias, cicatrizante y digestivo, por sus efectos antiinflamatorios y astringentes.
Ramón Morales
Real Jardín Botánico de Madrid
(Fragmento del libro de estudio del Dioscórides de Cibo y Mattioli)